Las investigaciones se iniciaron cuando una mujer acudió a la comisaría de Gandia a denunciar que temía por su amiga íntima y su hija de nueve años, ya que desde hacía dos días no sabía nada de ella, y necesitaba medicación al padecer una enfermedad mental.
Madre e hija podrían encontrarse por la zona de naranjos sin poder especificar el lugar exacto, ya que es lo que le había comunicado el marido y padre de las desaparecidas que, ese momento se encontraba en Alemania, y con el que se pudo comunicar su hija que le dio como referencia una señal de tráfico.
La hija, que disponía de un teléfono móvil, habló con su padre aunque sin poder especificar el punto exacto, solamente que se encontraba entre huertos y naranjales y como única referencia una señal de tráfico en la que se leía «Gandia Miramar».
Inmediatamente, los agentes establecieron un dispositivo de búsqueda en torno a las localidades de Miramar, Piles y Bellreguard, tanto con coches y motos por las zonas rurales y caminos, casas abandonadas y alrededores que, tras cinco horas de búsqueda, permitieron localizar a la madre y su hija cuando iban a cruzar la carretera de Miramar.
La madre presentaba «evidentes síntomas de desorientación y alteración», ya que habían estado vagando cerca de 48 horas sin comer y apenas dormir. Ambas fueron trasladadas y atendidas en el Hospital de Gandia, donde la madre quedó hospitalizada y la menor, tras ser explorada, fue entregada a la amiga íntima hasta el regreso del padre. Las dos habían estado deambulando por las zonas de Daimús, Guardamar, Miramar y Piles.
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