Durante el juicio por estos hechos, celebrado este martes en San Sebastián, el acusado se ha mostrado conforme con la pena que han solicitado para él la Fiscalía y la acusación particular, por lo que ha sido condenado como autor de un delito de maltrato habitual, otro de vejaciones injustas y un tercero de amenazas, a un año y diez meses de prisión y veinte días de localización permanente.
Asimismo, el procesado, que al igual que la víctima, cuenta con más de 80 años de edad, no podrá acercarse a la perjudicada ni comunicarse con ella durante seis años. Según han informado fuentes del caso, se da la circunstancia de que durante el procedimiento judicial falleció un hijo de la pareja que también fue maltratado por el padre.
El escrito de acusación provisional de la Fiscalía, explica que, durante el matrimonio, el procesado «doblegó la voluntad» de su esposa con insultos como «puta» y «golfa», al tiempo que «movido por su imaginarias sospechas de infidelidad» por parte e la víctima «le recriminaba que los hijos habidos en el matrimonio no eran suyos sino de un tercero».
«El acusado -prosigue el documento-, manteniendo esta situación de dominación y control sobre su pareja, la encerraba en el garaje o el trastero, teniendo en alguna ocasión que pernoctar ahí la perjudicada».
Además, el encausado, «con el fin de mantener ese clima de terror y violencia, habitualmente gritaba a su esposa, la acorralaba, tiraba platos, la empujaba o propinaba golpes en distintas zonas del cuerpo».
El texto cita un episodio concreto, ocurrido sobre las 22.30 horas del 14 de agosto de 2017, en el domicilio familiar, durante el que el hombre, «con ánimo de humillar» a su esposa, la insultó y la amenazó de muerte junto a su hijo, tras lo que cogió un hacha con la que se dirigió a la cocina, donde se encontraban madre e hijo, ante los que levantó el arma «con claro fin intimidatorio».
La Unidad de Valoración Forense Integral constató que la víctima presenta una «afectación psicológica, relacionada con los hechos denunciados», mientras que el acusado sufre una «celopatía» que se manifiesta «a través de ideas delirantes», asociada con «un deterioro cognoscitivo con consumo de alcohol» por lo que entiende que sus «facultades de querer y entender» en relación con lo sucedido «se encuentran limitadas».
2 comentarios
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Pobre familia y vaya diablo. Antes esto era callado para no pasar vergüenza, pero ahora ya no por lo tanto es para llora la condena. Llorar de tristeza, que poco valemos.
Queda bien claro que en España la mejor forma de salir prácticamente impune de cualquier crimen, incluso el más atroz, es emborracharse antes. No falla. La sentencia de este caso es de chota. Por cierto, después de 57 años de malos tratos continuados a toda la familia,¿nadie sabía nada?¿Ni vecinos, ni amigos, ni parientes se daban cuenta de lo que hacía este 'señor'?¿ Tampoco en su trabajo, sus jefes, o compañeros veían como se las gastaba el individuo en cuestión? No sigo...vale más dejarlo correr.