El teniente, que ya intervino en la sesión de este miércoles, ha ratificado el contenido de las transcripciones de dichas grabaciones y ha reiterado que la acusada se arengaba diciendo en voz alta: «Ana, no vas a ir a la cárcel».
Junto a un agente que pertenece al grupo de Homicidios de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería, que también fue comisionado para poder tomar declaración a diferentes testigos en Burgos, han explicado que los micrófonos no grababan de forma permanente.
Al contrario, uno de los micrófonos se activó cuando se introdujo el cuerpo en el maletero y grabó la primera secuencia de palabras, y posteriormente cuando cerró el portón la acusada, se registró un sonido «compatible» con la limpieza de las zapatillas de la acusada y el resto de frases manifestadas.
El agente que fue a Burgos ha dicho que el padre de Judith, hija de la acusada, le indicó que mientras estaba casado con Quezada tuvo dos episodios de fiebres «muy altas» y que los médicos no pudieron determinar el motivo, estando ingresado dos o tres días en cada ocasión.
Señaló este testigo que en un viaje corto a Madrid, se empezó a sentir «muy mal», que no sabía cómo había llegado a su casa y que tras conocer lo que había ocurrido con otras parejas de la acusada, pensó que ésta podría tener algo que ver, porque tras terminar su relación con ella no ha vuelto a tener otro episodio de este tipo.
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