04/11/2019 El acusado por el 'crimen de los tirantes', Rodrigo Lanza, muestra un radical cambio de imagen, en el juicio por matar presuntamente a Víctor Laínez por llevar unos tirantes con la bandera de España en diciembre de 2017. POLITICA Europa Press lacusat pel crim dels tirants rodrigo lanza mostra radical canvi | Europa Press

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El acusado del 'crimen de los tirantes', Rodrigo Lanza, ha declarado este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto autor de la muerte de Víctor Laínez, ocurrida el 8 de diciembre de 2017. Ha afirmado que le golpeó «de frente» y que la víctima le salió «con un cuchillo».

«Actué por que se me atacó, solo actué defendiéndome, jamás me pude imaginar que una persona pudiera morir», ha asegurado Rodrigo Lanza, quien en su declaración ha lamentado la muerte de Laínez y el dolor de la familia.

«En ningún momento pensé que podía haber tenido lesiones graves», ha declarado el acusado, a quien no se le «ocurrió pensar» que Laínez hubiera fallecido y que se enteró posteriormente. Ha aseverado que «en ningún momento» vio los tirantes con la bandera de España que llevaba la víctima.

Lanza ha respondido, únicamente, a las preguntas de su abogado, Endika Zulueta, tras escuchar el relato de la fiscal y las intervenciones de los abogados de la acusación particular, Juan Carlos Macarrón, y de la acusación popular, representada por el diputado autonómico y letrado de Vox David Arranz.

El acusado ha relatado que, pasadas las 1.00 horas del 8 de diciembre, tras salir de trabajar, bebió con varios amigos y se unió a un conocido que iba acompañado de dos mujeres, entrando los cuatro en el bar 'El tocadiscos', del distrito de Casco Histórico. En este bar había «poca gente» y Lanza vio al camarero «hablando con un señor al fondo, mirando hacia la puerta». El acusado y sus tres acompañantes se situaron en el fondo del local y continuaron bebiendo.

Su conocido le comentó que «el hombre de la barra es un conocido fascista del barrio» y Lanza se quedó «extrañado e incómodo», pero no le dio «gran importancia», hasta que en un momento dado --siempre según su relato-- «el hombre se gira, nos miramos, me hace como un gesto y yo voy a hablar con él».

«Me dice 'tú qué' y yo le digo 'tú qué andas», en una breve conversación que fue «tensa, incómoda», si bien «no hubo amenazas, ni levantamos la voz» ni hicieron «ningún gesto», en total «seis frases de ida y seis de vuelta». Según Lanza, la víctima le preguntó de dónde era y al responderle que de Chile este le dijo 'no deberías estar aquí'.

El acusado ha comentado que una de las chicas le comentó que Laínez había enviado varios mensajes por el teléfono móvil, momento en el que él dijo «vámonos», terminaron sus bebidas y se fueron hacia la puerta. Cuando Lanza está saliendo, ha afirmado, su conocido le gritó 'cuidado, lleva una navaja'.

Rodrigo Lanza ha afirmado que vio a Laínez «lanzándose» hacia él a lo que él respondió con «una patada, con instinto», tras lo que hubo un «forcejeo» en el que él intentó apartar a Laínez «a patadas», dándole una «fuerte».

«En ese momento no recuerdo muy bien nada», ha asegurado, reconociendo que le pegó un golpe en la cara «y cayó al suelo», tras lo que «se vuelve a levantar con el cuchillo, vuelvo y le doy». «El cuchillo va a parar a la banqueta», ha dicho Lanza.

El acusado ha continuado afirmando que recogió la mochila y la chaqueta y salió a la calle pensando que Laínez se iba a levantar y a ir a por él. Desató la bicicleta y se fue. Después paró en un portal y se puso a llorar, fue al bar de una amiga a pedirle dinero, estuvo cinco minutos y se fue a casa.

«Dos o tres días» después, se encontraba con su entonces pareja cerca de la Ciudad Universitaria y le llamó la Policía Nacional por teléfono, urgiéndole a que se presentara en comisaría, a lo que se comprometió a ir en 45 minutos. Poco después le detuvieron, inicialmente por lesiones.

A preguntas de su abogado, Lanza ha dicho que siguió viviendo en el mismo domicilio y trabajando en el mismo sitio. Lanza ha declarado que ha estado en régimen de aislamiento, en la prisión de Zuera, hasta hace 15 días. Lanza ha comparecido sin rastas, con el pelo corto y raya a un lado, vistiendo una camisa azul de manga larga y americana.

Zulueta ha indicado que «no tendría que haber sucedido lo que pasó» y que «hay una persona que ha perdido la vida y a otra quieren quitarle la libertad». Ha apelado a la presunción de inocencia y ha opinado que la versión de las acusaciones «chirría». También ha dicho que «aquí no hay razones políticas, esto no es el 'procès', no es un juicio político».

Las acusaciones piden para Rodrigo Lanza una pena de 25 años de prisión por asesinato con las agravantes de alevosía y motivación ideológica. La fiscal ha expuesto su relato de los hechos, afirmando que son constitutivos de asesinato, y ha resaltado que las tres acusaciones coinciden en que el movil fue ideológico.

Así, ha indicado que, durante la madrugada del 8 de diciembre, Lanza entró en el establecimiento acompañado de tres personas y, en un momento dado, el acompañante masculino «reconoce a Víctor Laínez como presona conocida de ideología de ultraderecha», lo que «tensa, pone nervioso y molesta» a Lanza, de ideología «completamente contraria».

La fiscal ha indicado que Lanza decidió aproximarse y le reprochó su ideología a Laínez, llamándole «facha, fascista» y afirmando que «no quieren gente de esas características en esa zona», tras lo que «parece que Laínez le contesta que es sudaca y que se vuelva a su país».

Cuando Lanza y sus tres acompañantes salen «vuelve a haber un cruce de palabras» en las puertas del bar, Laínez «vuelve a entrar y se dirige a su banqueta y Lanza sale a la calle pero en un momento determinado entra y le ataca: le golpeó por detrás de la oreja derecha».

Ha resaltado que los forenses estiman que Lanza utilizó un objeto contundente, por la intensidad del traumatismo, pero el objeto no fue encontrado. La fiscal ha dejado claro que «Laínez no tiene capacidad de defensa alguna», de ahí que lo considere un ataque con alevosía.

Después de este golpe, Laínez estaba «inconsciente e inmóvil» en el suelo, «pero Lanza no cesa, le propina patadas, se agacha y le da puñetazos en el rostro, y es tal la agresión que le dicen que pare», momento en el que se levanta, se va «y desaparece del lugar».

Víctor Laínez falleció cuatro días después de sufrir la agresión y Lanza fue detenido el día 11 por las gestiones policiales. La fiscal ha puesto de relieve que Laínez «no llevaba ningún arma» y «Lanza no actuó así para defenderse de ningún ataque, no sufrió una agresión» por lo que «no se trata de una pelea frente a frente», sino que «el ataque fue a traición, de forma repentina y por detrás».

También ha aseverado que «Lanza no actuó así porque estuviera preso del pánico o hubiera ingerido alcohol y eso le anulase su capacidad de entender lo que estaba llevando a cabo».
«Lanza atacó y dio muerte a Laínez porque hay personas que necesitan muy poco para llevar a cabo determinados actos», ha dicho la fiscal, añadiendo que «despreciaba la forma de pensar e, incluso, la estética de este señor».

El abogado de la familia de Laínez, Juan Carlos Macarrón, ha aseverado que «el origen de la agresión fue ideológico» y que «se intenta confundir con una pelea», pero «nadie retenía» a Lanza y sus acompañantes cuando salían, subrayando que Laínez volvió a su lugar. Macarrón ha hecho suyo el relato de la fiscal.

David Arranz ha expresado que no quiere «criticar ni defender unas ideas políticas», sino «velar por que se haga justicia». Ha señalado que Laínez «estaba tranquilamente en la barra de un bar, sin meterse con nadie, y esta persona --Lanza-- le indica que es de ideología contraria y eso le basta para amenazarle».

«El extremismo ideológico le motiva para acercarse a una persona que no conoce de nada, amenazarle y darle muerte», ha dicho Arranz, proclamando que «ha habido un asesinato» y ha propuesto la agravante de ensañamiento.