Marcos Servera, junto a su padre, en Madrid.

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Marcos Servera Menéndez falleció por una intoxicación de monóxido de carbono en una habitación del hotel Mayflower de Londres la noche del 3 de marzo de 2018. Tenía 33 años. El caso sigue «empantanado» en los tribunales ingleses y Joan Ramis, el mejor amigo de la víctima, ha iniciado una campaña de firmas dirigida al Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación para pedir que acelere la investigación. Ya han recogido más de 3.300 firmas. El padre del fallecido, Marcos Servera, pide que se aligere el proceso judicial. «Con el paso del tiempo las responsabilidades se van diluyendo».

¿Hay novedades?

—La última novedad es que no hay novedad. La semana pasada mandé un correo al policía que lleva el tema y obtuve una respuesta automática que decía que no estaba disponible. Escribí al Consulado y la respuesta fue que no tenían noticias, que lo último que sabían es que la policía tenía que aportar documentación al departamento de Salud y Bienestar social. Esto es lo que, desde el primer momento, ha sido la rutina. Si no escribo yo preguntando ellos no me dicen nada.

¿En tres años se ha producido algún tipo de avance?

—Hubo un pequeño avance y ahora hay un retroceso absoluto. Un sargento me dijo que había revisado 640 horas de grabación, pero no me cuadra porque Marcos no estuvo 640 horas allí. El día 4, sobre las 00.30, el director del hotel y el responsable de mantenimiento oyeron un ruido y entraron en la habitación. Encontraron a Marcos y a su compañero desconcertados, hablando de manera boba, y lo atribuyeron al alcohol.

¿Quiénes son los culpables de lo sucedido?

—La dirección del hotel.

¿Por qué?

—Cuando entró la policía para medir la cantidad de monóxido de carbono, la máquina no tenía para medir. Sobrepasaba el medidor. Marcos tenía un 62 % de monóxido de carbono en sangre. Murió envenenado y en el hotel tenían conciencia de que las calderas no funcionaban bien. Indiscutiblemente, si entra el director en la habitación, ve a dos personas, dice que están borrachas, se larga y al día siguiente están muertas; la responsabilidad es del hotel.

¿Cuál es su deseo?

—Que llegue al final y que un día se siente en el banquillo quien se tenga que sentar. Y no tengo ningún interés en que metan a nadie en la cárcel. La venganza, para mí, dura cinco minutos. Pasados los cinco minutos, ¿qué?