El acusado, custodiado por dos policías, en la Audiencia de Palma.  | Alejandro Sepúlveda

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La Audiencia de Palma ha condenado a doce años de cárcel a un hombre por violar a una prostituta y retener a una joven. «Frente a la escasa información aportada por el procesado tenemos la declaración de las dos víctimas, que fueron rotundas en su relato, con suficientes detalles, incluso algunos escabrosos», indica la sentencia del tribunal de la Sección Primera. El acusado tendrá que indemnizar a la primera con 15.000 euros por los daños morales y a la segunda con 2.000.

Los hechos se remontan a noviembre de 2020. El acusado, español de 44 años, contactó con una prostituta a través de una aplicación de citas y quedaron en la calle Manacor. El hombre se presentó como policía nacional, en concreto como un agente corrupto. Los dos entraron en un portal y, una vez allí, la introdujo a la fuerza en un cuarto de contadores que cerró con llave. El agresor, alto y corpulento, le quitó la ropa y la violó. A continuación, le propinó patadas y golpes por el cuerpo y la cabeza.   

El delincuente volvió a actuar sobre las 00.30 horas del 25 de junio de 2021. Abordó a una joven tras activar una aplicación de móvil que simulaba ser una emisora policial y le preguntó las razones por las que se encontraba en la calle Manacor sin mascarilla. Le pidió que se identificara y le dijo que le acompañara a comisaría. El encausado cogió las llaves del coche de la chica y le ordenó que se sentara de copiloto. Cerró el vehículo, subió las ventanas y condujo hasta la calle Eucalipto, donde aparcó. Le dijo que le iba a «encasquetar» 25 gramos de cocaína y que se tenía que desnudar. La víctima se puso a llorar y a dar patadas dentro del coche, sufriendo una crisis nerviosa que provocó que el asaltante abandonara el lugar.

Los jueces sostienen que la declaración de ambas perjudicadas «asombró por su crudeza». La sentencia destaca el modus operandi del acusado. «La simulación de ser un agente de policía, la actitud intimidatoria y de abuso de poder es coincidente en ambos relatos». En el segundo caso se valió de medios informáticos para engañar a la joven y de «la propia presión ambiental de hacerse pasar por un policía de paisano de no muy claras intenciones».

El apunte

«Este señor se mofaba de la situación»

La primera víctima relató, de forma totalmente espontánea, que «encima este señor se mofaba de la situación, se lo estaba pasando pipa. Disfrutó, disfrutó bien este señor». Se le exhibieron fotos y vídeos del lugar de la agresión sexual y ella miró, asintió y pidió llorando que los quitaran. Un policía que la acompañó al edificio dijo que le cambió la cara cuando ubicaron el sótano.