Los aparatos son de última generación y fabricados en España. | Alejandro Sepúlveda

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Pesan nueve kilos y miden 71 escasos centímetros. Son los centinelas del aire de la Guardia Civil y, de ahora en adelante, una pesadilla para los conductores infractores de Mallorca. La Agrupación de Tráfico cuenta ya con dos drones de última generación que pueden elevarse 120 metros de altura y están provistos de cámaras de alta definición que detectan las infracciones más graves de circulación. Las multas oscilan entre los 500 y los 200 euros y en la carta que llega a los sancionados se incorpora una secuencia de vídeo, para que no haya la más mínima duda. Un pequeño consuelo.

Los dos cuadricópteros Thyra V109 son de propulsión eléctrica, fabricados en fibra de carbono para ser más ligeros y duros, y son una creación española, en concreto de una empresa de Getafe. Están dotados de una cámara Sony con un zoom óptico de 30 aumentos y un zoom digital de 12. Las lentes pueden captar imágenes de vehículos que se encuentran a 5 kilómetros de distancia y fotografía los interiores de los coches en alta definición a mil metros. «De momento, los drones carecen de sistemas de medición de velocidad, por lo que no pueden denunciar por exceso de velocidad», explica el cabo Óscar Gericó, piloto de estos aparatos. En Mallorca no existe una base para helicópteros de la Dirección General de Tráfico (DGT), por lo que se ha dotado a la Isla de dos Thyra V109, con capacidad sancionadora, y otro modelo llamado Phantom 4.

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La EVAT (Equipos de Vigilancia Aérea de Tráfico) son los encargados de operar con estos modernos aparatos aéreos. Hay siete en España, uno de ellos con base en Palma. Han tenido que pasar un curso específico para poder controlar los teledirigidos. Los dos drones se mueven en furgonetas de Tráfico y se transportan a una zona señalada de antemano. Un binomio formado por un piloto y un agente de captación de imágenes lo hacen volar y sobrevolar las zonas más conflictivas. La altura máxima es de 120 metros, siempre con alcance visual para el operador. Para garantizar la seguridad, los vuelos no se realizan sobre la calzada, sino en los laterales. En ocasiones, los pequeños cazadores aerotransportados pueden ser detectados, pero en otras el conductor no tiene ni idea de que está siendo grabado a distancia, con una cámara de alta definición.

«La vigilancia la realizamos sobre todo en carreteras secundarias y en puntos de alta siniestralidad, para detectar infracciones graves o muy graves, como conductores temerarios, adelantamientos antirreglamentarios, distracciones en la conducción, no hacer uso del cinturón de seguridad o no mantener la distancia de seguridad con los ciclistas», añade Gericó.

La carretera de la Serra

La Guardia Civil, estas semanas, se está centrando también en la carretera de la Serra de Tramuntana, donde hay decenas de motoristas imprudentes que circulan a altísimas velocidades y adelantan en curvas. Se trata de una queja histórica de los vecinos de Sóller, Escorca y Fornalutx, entre otros municipios, que llevan décadas denunciando la contaminación acústica que provocan esas motos circulando a velocidades endiablabas. Los residentes han llegado a contratar detectives privados para grabar las maniobras ilegales de los moteros y poder demostrar las infracciones y siempre se han quejado de la supuesta inacción policial. Ahora, con los espías aéreos, el panorama ha cambiado.

En cualquier caso, la operativa de los drones para cazarlos no es sencilla, porque la cámara debe enfocar la matrícula y leerla. «Hay que tener experiencia en el manejo de la cámara», concluye el cabo. La autonomía de los dos drones es considerable, porque los agentes cuentan con una docena de baterías, que son cambiadas de forma sencilla. Cada una de ellas le permite media hora de vuelo al dron. Además de la vertiente sancionadora, los dos Thyra V109 pueden ser empleados en casos de concentraciones de tráfico con afluencia masiva de vehículos o en eventos deportivos.

Caso de Ángel Nieto

Además, «otro de los usos que se da a los drones por parte de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil es el apoyo en el estudio y confección de atestados policiales en siniestros viales. De hecho, el EVAT de Balears ha participado en la reconstrucción de accidentes de circulación de gran trascendencia, como el sufrido hace unos años por Ángel Nieto en Eivissa», apuntó el mando.
Los teledirigidos no buscan, en cualquier caso, ser invisibles. Su tamaño es pequeño y manejable, pero a la Benemérita también le interesa que sean detectables, por el efecto disuasorio que pueden llegar a tener. No son aparatos que multen masivamente -de hecho, en una jornada pueden sancionar a una docena de conductores-, pero su sola presencia detectada en el cielo es suficiente para que los infractores en potencia se calmen. Y renuncien, aunque sea provisionalmente, a apretar el acelerador.

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Otro efecto a tener en cuenta es que, de un tiempo a esta parte, se ha disparado el número de conductores que envía wasaps o revisa aplicaciones en la pantalla de su móvil mientras están al volante. Es una distracción que ha costado numerosos accidentes, algunos muy graves, en Mallorca. Ahora, con los dos robots voladores muchos potenciales infractores se lo piensan dos veces antes de manipular su móvil.

Estreno

Los dos Thyra V109 llegaron a Mallorca en el mes de septiembre del año pasado, pero no pudieron ser desplegados enseguida porque los pilotos y operadores precisan de un proceso de formación para manejarlos. Hasta que no tienen determinadas horas de vuelo, como en la aviación comercial, no pueden dirigirlos con todas las garantías. Además, los primeros drones que llegaron a la Guardia Civil eran de origen chino y los que hay en la actualidad son un producto nacional, por lo que su manejo no es el mismo. El cabo de la unidad desgrana cómo se están notificando las sanciones: «Pueden realizarse o bien en el mismo momento de la infracción, al ser parado el conductor por una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, o bien mediante la notificación en el domicilio del denunciado. En este último caso, y a modo de documentos probatorios, se aporta un vídeo de la conducción antirreglamentaria y distintos fotogramas del vehículos, de forma que no queda duda del origen de la multa». Unas cartas, pues, que están empezando a llegar a algunos hogares mallorquines y que no son, precisamente, felicitaciones de Pascua.