En ese contexto se entabló un debate por los interrogatorios exhaustivos de las defensas y la presidenta del tribunal intervino: «Mi obligación es permitir que las defensas se puedan defender. cuando se ha identificado a personas en unas declaraciones y luego no recordamos pero no desmentimos la defensa se convierte en diabólica».
La mayor parte de esas identificaciones se produjeron con la causa secreta y en base a fotografías que se enseñaban a los testigos. «Ocho o diez», dijo uno, «muchas más», según otro. Esos reconocimientos no fueron documentados ni incluidos en la causa. Las defensas cuestionan cada día cómo se produjeron, sobre todo ante los dueños de los establecimientos. Les pusieron de manifiesto a tres de los supuestamente acosados cómo pudieron reconocer a sus clientes pero no a otros agentes que participaron en muchas más inspecciones en estos locales.
Uno de los testigos terminó expulsado de la Sala. Regentó un local llamado ‘Mi botellón' en Gomila y comenzó a declarar que había sufrido inspecciones injustas que le habían hundido. Sin embargo, el turno de las defensas le dejó tocado. Le hicieron repasar cada una de las actas de sanción. El local tenía licencia de café concierto pero funcionaba como discoteca. Más tarde comenzó a tener actas por ruido, incluso desde el cuarto piso.
El testigo, que sí había identificado policías, insistía que todo lo tenía en regla. Se le mostró incluso un acta por haber dejado encerrado a la clientela en el interior del local. Tras uno de esos interrogatorios comenzó a protestar y el tribunal le llamó la atención. La tensión subió: «Me tratan como un delincuente y los delincuentes están detrás». La presidenta intentó calmarle: «Ese comentario sobra, son imaginaciones suyas y usted viene aquí a contestar». Comenzó a gritar a la presidenta. «Fuera de la sala». Con él fuera, las defensas introdujeron su declaración grabada durante la instrucción. Allí aseguró que dos policías de blanqueo fueron a verle a su casa y le explicaron que había sido perseguido por policías corruptos para quitarle el local.
También declaró el hombre que puso denuncias reiteradas a la discoteca Level y que fue localizado por un detective. Admitió que lo hizo pero porque se lo pidió un amigo suyo. «Me exponía el problema de competencia desleal con el Level y a mí las injusticias me hierven». Dijo que sólo recibió una compensación de 300 o 500 euros por sus molestias. «No eran denuncias ficticias, llevan incluso fotos». Multiplicó las denuncias por «inactividad del tribunal».
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