Palma 08/11/22 3:59
Para ser el juicio del ‘caso Cursach' se habla muy poco de Bartolomé Cursach. Su abogado, Enrique Molina, se pasa días sin apenas intervenir más que una o dos veces. La mayoría de testigos le conoce de oídas. Por eso ayer llamó la atención cuando una testigo dijo ser amiga suya. Es la viuda de un empresario ya fallecido que denunció extorsión policial por parte de algunos de los acusados para que contratara a policías como personal de seguridad. Resulta que Cursach era el dueño del inmueble en el que estaba la discoteca. Lo que planteó Molina es la paradoja de que una supuesta estructura controlada por Cursach presionara a empresas en las que, indirectamente, este tenía intereses.
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El empresario mas honesto del mundo. Que lo declaren santo