Cientos de personas han acompañado este miércoles a última hora de la mañana hasta el cementerio musulmán de Sidi Embarek el féretro del niño de ocho años Mohamed Abdeselam, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el lunes al amanecer después de pasar toda la noche en paradero desconocido aparentemente víctima de una muerte violenta.
La jueza instructora de la causa abierta, bajo secreto de sumario, ha permitido el traslado del cadáver hasta su casa familiar, en Loma Colmenar, donde solamente ha podido ser visto y despedido por sus padres. Tras pasar por la mezquita de la barriada, ha sido llevado a hombros ya exclusivamente por varones y ha recibido sepultura de acuerdo con el rito islámico en el camposanto ubicado justo enfrente de la zona de matorrales en la que se localizó su cadáver.
La Jefatura Superior de la Policía Nacional sigue trabajando en la investigación abierta sobre las circunstancias de la muerte del menor, que según denunció su padre la medianoche del domingo al lunes no había regresado a casa tras salir por la tarde a jugar un partido de fútbol con varios amigos a una pista polideportiva ubicada a apenas 100 metros de su domicilio.
Los agentes han tomado declaración durante las últimas 48 horas a distintos testigos, ninguno en calidad de detenido, y ha recabado las grabaciones de las cámaras de seguridad más cercanas, como las del Hospital Universitario, tras apuntar los primeros indicios recabados a que el fallecimiento del niño no fue «accidental». A la espera de recibir todos los resultados de las dos autopsias realizadas el lunes y el martes, la investigación apunta a que fue víctima de una muerte violenta, según fuentes policiales.
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