El acusado, durante el juicio celebrado el pasado enero en la Audiencia de Palma. | ALEX SEPULVEDA

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El detective J. C. D. ha sido condenado a ocho meses de cárcel por abusos sexuales a una estudiante de criminología en un domicilio de Palma. El acusado deberá indemnizar a la víctima, que tenía 29 años, con 7.800 euros. El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha tenido en cuenta la circunstancia atenuante de reparación del daño después de que el hombre consignara 8.000 euros antes del juicio y la de dilaciones indebidas porque el caso ha tardado cinco años en llegar a juicio.

Los hechos ocurrieron el 15 de noviembre de 2017. El procesado, según recoge la sentencia, acudió a una cena con varias personas entre las que se encontraba el padre de la víctima, que era amigo suyo, y la estudiante de criminología. La chica bebió cerveza, vino y gin tonic a lo largo de la noche. Una vez acabada la cena, el padre de la denunciante se marchó del lugar y la joven se quedó y entabló una conversación con el detective enjuiciado, que entonces tenía 56 años. A continuación, sobre las doce de la noche, salieron del local.

La víctima había bebido bastante alcohol y aceptó que el acusado la acompañara en su coche. «Por circunstancias no acreditadas», indica la sentencia de la Audiencia Provincial, ambos se dirigieron a casa del acusado. Una vez allí se sentaron en el sofa y empezaron a hablar hasta que J. C. D. le tocó los pechos y, posteriormente, le besó la zona periférica del pubis.

La joven se encontraba mareada y tuvo que ir al cuarto de baño a vomitar. Finalmente abandonó la casa del detective y al llegar a su domicilio, que compartía con su madre, se desplomó y repetía «qué asco, qué asco». El tribunal apunta que «el acusado se aprovechó del estado de embriaguez en el que estaba la víctima». La previa relación existente entre ellos «tanto por la amistad del detective con el padre de la joven, como el hecho de que había sido becaria en su despacho, así como por la profesión del hombre y los estudios de la perjudicada, ayudó al acusado en la producción de los hechos hasta que la chica pudo darse cuenta y reaccionar».

J. C. D., defendido por el abogado Carlos Barceló, explicó en el juicio que las relaciones sexuales fueron consentidas. «Me dijo que no se enterara de esto su padre. Me empezó a hablar de él, que era como Julio Iglesias, que tenía muchas mujeres y que por culpa suya estaba en tratamiento psicológico. Me contó su vida, que era fruto de una relación extramatrimonial, y que la habían reconocido con 7 años. El padre, en ese momento, era mi amigo». La Fiscalía solicitaba una condena de cinco años de cárcel para el detective y la acusación particular reclamaba una pena de 10 años de prisión.