El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. | Redacción Part Forana

TW
6

El Bisbat de Mallorca ha impuesto al sacerdote diocesano denunciado por abusos sexuales junto a dos jesuitas la prohibición de celebrar misa en cualquier lugar que no sea su domicilio durante tres años. Con el procedimiento canónico administrativo penal finalizado contra el cura Julià Cifre, el Obispado ha emitido el decreto sancionador que exige al sacerdote que envíe una carta a la víctima pidiéndole perdón por todo el dolor provocado.

Según ha señalado la institución en una nota de prensa, el decreto señala la «extraordinaria gravedad» del comportamiento que ha reconocido haber mantenido durante años el sacerdote encausado, que ha sido probado en este procedimiento administrativo penal y que con sus conductas impropias han causado daño físico y psíquico a la víctima.

Noticias relacionadas

A partir de ahora, según las órdenes del obispado, el sacerdote deberá llevar una vida apartada de «retiro, oración y penitencia».

Tampoco podrá entrar en contacto con la víctima o sus familiares. El Obispado de Mallorca ha pedido perdón a la víctima y ha expresado su voluntad de seguir apoyándola y acompañándola en su proceso terapéutico, espiritual y económico.

Desde la Iglesia de Mallorca han reiterado la «rotunda condena» a cualquier tipo de abuso y violencia contra las personas, así como su «firme intención» de buscar siempre la verdad. «En línea con nuestro compromiso de transparencia, insistimos en nuestra voluntad de cooperar siempre y plenamente con las autoridades judiciales del Estado para facilitar la investigación judicial en este o cualquier proceso que se tenga que llevar a cabo», han concluido.