La tormenta se ha «estabilizado», según el término empleado por los técnicos del 112, y la previsión es que mañana se levante la alerta. Las carreteras, al cierre de esta edición, también estaban recuperando la normalidad, aunque la de Bunyola continuaba con algunos tramos cerrados.
Los bomberos, esta noche, trabajaban en Maioris y otras urbanizaciones de Llucmajor, donde algunos garajes han quedado anegados por las fuertes precipitaciones. «La gran suerte es que la gente se ha quedado en casa, sino podría estar ante otro panorama», ha resumido uno de los jefes de los operativos de emergencia, que ha añadido: «Siempre debería ser así».
La principal preocupación, durante la tarde, se ha centrado en los torrentes, algunos de los cuales han estado a punto de desbordarse a su llegada al mar, como el de Galatzó, Es Saluet o sa Riera. algunas líneas del TIB se vieron también afectadas por la tormenta, aunque poco a poco se fue recobrando la normalidad.
La Guardia Civil, por su parte, ha participado en algunos rescates de personas en apuros, cerca de torrentes en plena crecida, pero la mayoría de servicios no han sido de gravedad. A excepción del Norte y del Este de la Isla, el resto de Mallorca ya se encuentra en alerta amarilla, y no naranja, que es más severa.
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