Los artículos de la época, citando fuentes militares, detallan que el cabo Fuster, dos o tres meses antes de los dramáticos acontecimientos, sufrió una crisis emocional de tan devastadora que intentó quitarse la vida. Sin embargo, poco después continuó con sus labores de cabo en el Sector Aéreo. Nada, pues, hacía presagiar un final tan dramático.
El destino quiso que desde el viernes 1 de julio de aquel año, el Ejército decidiera incrementar la vigilancia en sus instalaciones de Mallorca, porque había indicios de que ETA podía intentar atentar en algún punto del país de manera inminente. Así pues, la guardia del 3 al 4 les tocó a los mallorquines Miguel Amengual y Rafael Tugores, a las órdenes del cabo que hacía las funciones de mando.
Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió esa noche, la última para los tres jóvenes mallorquines. A la mañana siguiente, a las ocho, los soldados que entraban de turno de guardia se toparon con una escenario dantesco: Miguel y Rafael yacían sobre sus respectivas camas, en un gran charco de sangre. Habían sido tiroteados y presentaban heridas de bala en la cabeza.
Tras el impacto inicial, los responsables militares descubrieron que el cabo al mando estaba desaparecido. Y también echaron en falta una pistola Star del calibre 9 largo y un subfusil Z-70. Su dotación reglamentaria. El Ejército pidió apoyo "a la Policía gubernativa", según refieren las crónicas de la época, y el sospechoso del doble crimen quedó en situación de busca y captura.
Todos los esfuerzos, en aquellas horas frenéticas, se centraron en localizar a Jerónimo Fuster, cuyo paradero era una incógnita. Los investigadores temían que pudiera disparar a otras personas y todas las patrullas disponibles se movilizaron para detenerlo. Nadie sabía a ciencia cierta qué estaba pasando, pero un cabo armado y que presumiblemente acababa de matar a dos compañeros andaba suelto. Y se ignoraban sus intenciones.
Finalmente, a las seis de la tarde de ese día, un vecino que paseaba por las inmediaciones del Centro de Emisiones de Son Morro, se topó con el cadáver del suboficial. Se había quitado la vida con sus armas reglamentarias, que yacían junto al cuerpo inerte. Poco después, los tres jóvenes mallorquines fueron enterrados en sus respectivos pueblos: Muro, Felanitx y Manacor. La conmoción fue total y nadie entendía cómo se había producido la tragedia. Más de cuarenta años después, son muchas las incógnitas que todavía perduran sobre el doble crimen de son Morro.
3 comentarios
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UN D'AQUÍ😂 🤣 🤡 😂 🤣 Encuentra una vida hombre.
UN D'AQUÍLa medicina es para los que están enfermos o hipocondriacos y yo gozo de perfecta salud. Los que hacen comentarios ridículos sobre dónde vivió alguien es obviamente la persona que necesita la medicina, o se ha excedido en las dosis recomendadas. Le recomendaría que dé un largo paseo y tome aire fresco en lugar de hacer comentarios absurdos.
MallorquinaNo, pero las noticas se tienen que dar correctamente y no de cualquier manera haya pasado lo que sea. Te habrán traido carbón los Reyes te noto que te ha sentado mal las fiestas, en las farmacias venden medicamentos para estos casos.