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No se puede sentir más satisfacción cuando se reconoce la labor profesional de un amigo con distinciones tan especiales como el ingreso a la Orden al Mérito Policial. En esta ocasión la alegría es doble al ser el condecorado Pedro Vidal.

Las condecoraciones se entregan durante las celebraciones en honor al patrón del Cuerpo Nacional de Policía, los Ángeles Custodios, suspendidas este año por la crisis sanitaria. Por esta razón, el acto de entrega de las correspondientes Cruces al Mérito Policial a personas ajenas al Cuerpo de Policías Nacionales consistió en un acto privado y entrañable en la misma Jefatura Superior de Policía.

Se encargaron de la entrega el jefe superior, Gonzalo Espino, junto con el jefe regional de Operaciones, José Luis Santafé, y el comisario de Extranjería, Rafael Cladera, ejerciendo de maestro de ceremonias el secretario general de la Jefatura Superior, José Vicente, en todo momento supervisados desde la sombra por la eficaz Margarita Pueyo.

Entre los homenajeados vimos a algunos ilustres, como el coronel jefe de la Unidad del Cuartel General, Jesús de Quiroga y Conrado; Pedro Vicente Monleón Liberos, comandante de la Guardia Civil en Balears; Ernesto Carvajal de la Torre, jefe de la Unidad Operativa de Vigilancia Aduanera; Pablo Álvarez Lois, coordinador del Servicio de Urgencias de Atención Primaria; Antonio Ramis Jover, policía local de Palma, y Miguel Bestard Cabot, presidente de la Federación de Fútbol de las Islas Baleares.

A Pedro, una de mis joyitas, le pudieron acompañar su madre, Antonia Monserrat, y su hermano, Miguel Vidal, contribuyendo a que fuera un día inolvidable para todos ellos que celebraron con una comida en el restaurante Andana, en el que Maca de Castro hace magia. Mi queridísimo amigo de fatigas no podía estar más orgulloso, ni yo tampoco.