Siempre ha sido así, durante los días en que se celebra la feria de arte española más internacional, suceden cosas maravillosas. Encuentros casuales en bares y restaurantes, encuentros casuales en los pasillos y stands, en la zona VIP… En fin, la capital del reino es un festival de vida y el arte es pura vida. En Madrid existen otras ferias, otras visibilidades, otras propuestas, pero nos hemos centrado en la feria por excelencia con sello español, ARCO. En lo social, nos encontramos por los pasillos, además de las personalidades institucionales, al coleccionista Luís Juan de Sentmenat; a la estimada Evelyn Morell, que aprovechó para celebrar su cumpleaños en el restaurante Numa Pompilio; al comisario Fernando Gómez de la Cuesta; a la divina Susy Gómez; al galerista Xavier Fiol, acompañado del artista Tomás Pizá, que expone en su espacio madrileño; a los estupendos Miguel Sagrera y Julià Ribot; a Toni Ferrer, exquisito, que en breve abrirá espacio expositivo en Palma; a Neus Cortés; a Pedro Vidal junto a sus amigos el abogado del Estado Pablo Elena; José Antonio Puebla, uno de los hombres de confianza de Grande-Marlaska; y Jakub Zielinski. Ciertamente no cabría en la crónica el listado de mallorquines y amigos que visitaron esta edición de ARCO.
En lo artístico, han sido seis las galerías que han representado a Baleares este año, Horrach Moyà, Fran Reus, L21, Baró, Kewenig y Pelaires. Comienzo por resaltar el rotundo éxito de nuestra querida Amparo Sard, una de las artistas con más proyección en el panorama artístico. Recién fichada por la galerista María Baró, Sard presentó el solo Project titulado La emergencia es sentir, y en el que pudimos disfrutar de una pieza producida en colaboración de la Escuela Universitaria ADEMA, el Autorretrato Háptico, un NFT que resultó ser una obra sorprendente que juega con lo visual y lo táctil y que tuvo una increíble repercusión en los medios especializados. Otro de los fichajes mallorquines que pudimos contemplar en su stand es el artista Albert Pinya, que expondrá en breve su primera exposición en Baró. No podemos pasar por alto la obra del histórico Gary Hill.
Para el stand de la Galería Pelaires, Federic Pinya apostó por el intercambio generacional de artistas emergentes, como el mallorquín Gori Mora, con artistas consolidados, como la excepcional Ana Laura Aláez, mallorquina de adopción. La Galería Horrach Moyá presentó la serie de fotografías Boys on Memphis, que Carles Congost realizó expresamente para ARCO, y L21 creo un espacio expositivo dentro del propio stand en la que pudimos ver obras del joven artista Ian Waelder. La galería Fran Reus, por primera vez en el programa general de la feria, realizó una propuesta arriesgada encabezada por las obras de Bel Fullana junto con las obras de otros artistas como Nauzet Mayor, José Fiol y Abel Jaramillo. La galería Kewenig se llevó a ARCO la serie titulada Dibujos desde la emergencia, del artista afincado en Mallorca Marcelo Víquez.
Por último, el Institut d´Estudis Baleàrics mostró en el stand institucional el proyecto Spleen de Teherán, de la artista menorquina Nuria Marqués, proyecto que ya pudimos ver en Es Baluard bajo el comisariado de Catalina Joy. La feria es el encuentro de mallorquines tan distinguidos como Paula Fuster Taronji, gran aficionada y apasionada del arte que un año más no quiso faltar a esta cita tan importante. El año que viene volveremos, sin duda. Y se lo contaremos.
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