Sebastián Mascaró, Yadira Fernández, Neus Cortés, Gabriel Cañellas y Marlene Albadalejo. | E.M

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Hablar de Inca es hablar de piel, de tradición, de cultura artesana, de espíritu emprendedor y de un sector económico basado en la creación y consolidación de productos sinónimo de calidad. Los zapatos han sido, sin duda, su icono y emblema. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, se desarrolló en Mallorca una industria paralela que contribuyó, indudablemente, a convertir Inca y su comarca, el Raiguer, en un referente internacional, la industria de la marroquinería y de la confección en piel.

Artículos de piel (chaquetas, bolsos, guantes, cinturones, entre otros), maquinaria industrial, patronajes, diseño, imágenes publicitarias, marcas, memoria oral, entre otros agentes de la confección en piel en Inca, se pueden encontrar en esta muestra que permite una primera inmersión a los años dorados de hace tan solo unas décadas.

Gabriel Cañellas, Neus Cortés, un servidor, Marlene Albadalejo, Yadira Fernández y Sebastián Mascaró, en uno de los espacios expositivos.

Antonio Ramis Tortella y Antonio Corró Ferragut fueron los precursores. Pero en Inca y la comarca del Raiguer, la verdadera expansión de la industria de la piel y la marroquinería se produjo en los años 70 y 80 del siglo XX, cuando firmas como Ramcoll, Amge, Modak, Reyland, Morales, Modas Ota, Antony's, Munper, Unic, Tuent, entre otras, aprovecharon la experiencia, diversificación y tradición manufacturera del sector del calzado hasta conquistar el mundo.

Mostrarlo es la grandeza de esta exposición comisariada por Yadira Fernández y del director del magnífico museo, el gran Sebastián Mascaró. No se la pierdan, les encantará. Llevar un made in Inca era lo más, recuérdenlo.