Pere Felip | Teresa Ayuga

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Es un sonrisas que se jacta de ir a contracorriente. Y ha convertido la actividad en una manera de amar la vida. Pere Felip (Palma, 1942) fue relaciones públicas de Emaya hasta su jubilación y actualmente es portavoz y vicepresidente de la Associació de Veïns es Raval de Santa Catalina y de la Associació d'Amics de la Tercera Edat Bona Gent.

Le pregunto si en las pasadas Navidades algún político le dio aguinaldo. Me responde:

Pere Felip.- No recibí ni una postal. Y es lógico, porque no me caso con nadie salvo con mi la conciencia. Presumo de lo que soy.
Llorenç Capellà.- ¿Y qué es...?
P.F.- Un tipo honesto a carta cabal. O sea, que para los políticos soy enojosamente incómodo.
L.C.- Y un poco chulo.
P.F.- ¿Y qué puedo hacer yo, si nací así...? Bromas aparte, si usted me ve chulo debo serlo. Pero lo que en verdad soy, es claro como un vaso de agua clara. Carezco de recovecos. Y soy solidario, porque en las calles de Santa Catalina y de Son Espanyolet se respira solidaridad. Le hablo de barriadas históricamente obreras, con una calidad humana extraordinaria...
L.C.- Sea sincero ¿Santa Catalina es el ombligo del mundo?
P.F.- Por supuesto. Y la envidia de Palma. Porque Santa Catalina no es Palma, creció extramuros. Medio en broma, medio en serio, suelo acabar mis parlamentos con un ¡visca la república independent de Santa Catalina...!
L.C.- En las actuales circunstancias debería decir la Corona.
P.F.- No, porque soy republicano hasta la médula. Y los catalineros, también. ¡Si proclamamos la Segunda República un día antes que en el resto de España...! Por cierto, es inadmisible que un ayuntamiento progresista, como el actual, nos condene a soportar en nuestra barriada el monumento al crucero Baleares.
L.C.- Seguro que más de una noche la alcaldesa ha soñado en usted.
P.F.- No lo sé. Aunque motivos tiene para hacerlo, ya que en Cort me apodan "El azote de Aina Calvo". Tomo la palabra en todos los plenos. Y le diré por qué. El consistorio actúa de manera dictatorial y anti-socialista. Pienso en Besteiro, en Pablo Iglesias, en Largo Caballero... ¿qué opinarían de los ejes cívicos o del pirulí fascista de la Feixina...?
L.C.- El embellecimiento y la peatonización de la calle Fàbrica afecta directamente a los catalineros.
P.F.- ¿Y querrá usted creer que en la Asociación de Vecinos nos enteramos de que se iban a iniciar las obras a través de la prensa...? De nada sirvió que pusiéramos el grito en el cielo. Nosotros proponíamos que el millón y medio de euros que Cort se ha gastado en trescientos metros de calle se invirtieran en mejoras para toda la barriada, ya que tenemos unas infraestructuras tercermundistas. Pero ¡que si quieres arroz, Catalina...! Los concejales a lo suyo. Ahora disponemos de media calle tan iluminada que ríase usted del sol de agosto, mientras que las restantes se hallan en penumbra. Está claro: Cort ha querido contentar a un pequeño grupo de restauradores sin importarle lo más mínimo el interés de los vecinos. Porque esto acaba de comenzar...
L.C.- ¿Qué quiere decir?
P.F.- Que a Santa Catalina puede pasarle lo que le pasó a la Llonja. O lo que le está pasando a la Gerreria. Yo he pedido la dimisión del gobierno municipal por incompetente. Aún sabiendo que no van a hacerme caso. ¡Si están pegados a sus poltronas con cola nuclear...!
L.C.- ¿Conseguirán, ustedes, los vecinos, salvar las edificaciones de la Santa Catalina tradicional?
P.F.- Lo intentaremos. Porque somos conscientes de que Cort asesina sin contemplaciones la arquitectura propia de la barriada. Ya sabe: edificios de una o dos viviendas, con su balcón que daba a la calle para favorecer el diálogo entre vecinos. Santa Catalina era y es un cauce abierto al mar.
L.C.-...
P.F.- En la política de nuestra comunidad sobran los oportunistas, los trepas, los chupópteros, los bribones...
L.C.- ¡Pare, pare, pare!
P.F.- Le digo la verdad. Por cada uno decente, hay cuatro que se han hecho dignos de los adjetivos que acabo de enumerarle. Y no me pida si las izquierdas se diferencian de las derechas. ¡Nada...! Todos son iguales. Los mismos perros con distintos collares.
L.C.- Usted es de izquierdas...
P.F.- Me he presentado tres veces a las elecciones municipales encabezando la candidatura de Coalició de Treballadors per la Democràcia. Y la cosa no ha funcionado. Nunca he superado los trescientos votos. Pero todo tiene su explicación. En nuestro partido no gastamos un euro en publicidad. Y si no nos votan, es porque no nos conocen. También me he presentado cuatro veces como candidato al Congreso de los Diputados y una a eurodiputado. ¡Afortunadamente no me eligieron para ir a Europa...!
L.C.- ¿Por qué dice eso...?
P.F.- Porque no sé idiomas. Aunque hubiera suplido este hándicap con otros recursos. Y con mi ejemplo. Míreme a los ojos...
L.C.- Le miro.

P.F.- ¿Y qué lee en ellos...? ¿Se da cuenta de que soy honrado...?
L.C.- Dígame ¿qué le roba la alegría?
P.F.- La capacidad de mentir de los políticos. ¡Si son como la Parrala...! La izquierda en bloque se oponía al hospital en Son Espases. Y helos ahí: asumen el poder y donde dije digo, digo diego. La izquierda se ha burlado de los mallorquines, porque ha destruido el entorno de la Real. ¡Si lo habían respetado los árabes y los cristianos y los militares...!
L.C.- ¿Y...?
P.F.- Y viene la izquierda progresista y en cuatro años, zas, lo jode todo. ¡Ni las termitas...!
L.C.- Vamos a ver ¿apuesta por la izquierda o por la derecha?
P.F.- Siempre por la izquierda. Pero no por la izquierda descafeinada. Le digo una verdad como un templo: nuestros dineros se van a la Cibeles con el consentimiento de nuestros políticos, aún a sabiendas que nos condenan a comer migajas. Y quien consiente esto, pudiendo evitarlo, no es de izquierdas, ni mallorquín, ni decente. Yo soy de izquierdas. Y por ser de izquierdas, quiero que se reconozca el derecho a la autodeterminación de nuestro pueblo.
L.C.- ¿Cuántos enemigos tiene?
P.F.- Ninguno. Será porque doy la cara. Y además sonrío a todo el mundo. Cuando me cruzo con Aina Calvo se me acerca y me da dos besos.
L.C.- Y usted se derrite.

España nos arruina. Y a mí nadie me unta. La pensión media de los ciudadanos de las Illes Balears es un 9% inferior a la de los pensionistas del resto del Estado”

P.F.- Ni se le ocurra pensarlo. España nos arruina. Y a mí nadie me unta. La pensión media de los ciudadanos de las Illes Balears es un 9% inferior a la de los pensionistas del resto del Estado. ¿Cómo voy a callarme...?
L.C.- ¿Las derrotas del Mallorca le ponen de malhumor?
P.F.- Me entristecen, porque el Mallorca es un equipo mallorquín. Pero yo soy del Atlètic Balears. Es cuestión de ideología, de procedencia social.
L.C.- ¿Cómo se formó su conciencia de clase?
P.F.- Ni lo sé. Pero es algo que llevo muy dentro. Ayudo desinteresadamente a los necesitados. Y se me acerca la gente en busca de consejo, de una voz de ánimo. Soy muy creyente. Fui cursillista.
L.C.- Ya.
P.F.- Al levantarme canto De Colores, nuestro himno, y me reconforta. Después recito la siguiente jaculatoria: Amo, digo, porque a Dios los cursillistas le decimos Amo, ilumíname y no me abandones. Y le ruego por los fallecidos, por la familia, por los enfermos. No pasa día sin que visite el Crist de la Sang. ¿Le parezco contradictorio...?
L.C.- Ni me lo he planteado.
P.F.- Entre la ideología y la fe me he hecho un hombre honrado. ¡No me vendo ni por mil millones...! En cambio, los del PSOE, han renunciado a su republicanismo, algo imperdonable. Y los del Partido Popular son derecha pura y dura. No me interesan. Y menos José Ramón Bauzà, que no sabe lo que se dice. Si llega al gobierno y se carga la lengua catalana se carga la esencia de nuestra identidad.
L.C.- ¿Qué opina del president Antich?
P.F.- Que es un hombre honrado con un gran defecto: pertenece al PSOE, un partido centralista, monárquico e ideológicamente incalificable.
L.C.- ¿Da caña a todo el mundo?
P.F.- Soy crítico con la doblez. Esto no impide que ceda los locales de Bona Gent a cualquier partido, si decide hacer algún acto electoral en Santa Catalina. Hablo con dureza, pero tiendo la mano a todo el mundo.
L.C.- ¿A qué hora ha salido esta mañana de casa?
P.F.- A las ocho. Como siempre. Y a veces no regreso hasta la noche. Pero soy un afortunado: mi esposa me quiere con locura. Jamás nos hemos peleado. Ni siquiera mis amoríos la han enojado.
L.C.- ¿Los amoríos, de usted...?
P.F.- Me pierdo por mujeriego. Pero no sólo vuelvo junto a ella, sino que es mi confidente. Si le dicen que me han visto, de noche, por Bésame Mucho o Salsa Rosa, sonríe y responde que las novias no van a comerme entero. Nos queremos con locura.
L.C.- Entonces ¿sesentón y feliz?
P.F.- Absolutamente. Tanto por el amor que me profesa mi esposa como por mi forma de ser. Pese a los momentos de enojo, procuro devolver bien por mal. Llevo tiempo sabiéndolo: perdonar alivia.

Al margen de ser el secretario general de la Coalició de Treballadors per la Democràcia -un partido enteramente suyo ya que su otro representante, Bartomeu Sancho, ha fichado por ERC-, Pere Felip es un pluriempleado sin sueldo alguno. Y ejerce todas sus funciones con idéntico interés. Sin embargo, no puede negar su amor por el centro social Bona Gent, de Santa Catalina: un local amplísimo, ubicado en Ferro 12, que acoge infinidad de actividades. Por ejemplo: uno de los orgullos de Pere Felip lo constituye la coral, formada por cincuenta personas, cuyas edades oscilan entre los sesenta y cinco y los noventa años. Además, en sus estancias se dan talleres de pintura, de sevillanas y de gimnasia; se ofrecen servicios de podología y de peluquería; y se dispone de bar y de comedor todos los días del año. Las tardes de los jueves, sábados y domingos hay baile con música en vivo y los asistentes reciben un bocadillo, postre y danone para reponer fuerzas. Si los pensionistas pasan del baile y prefieren matar la tarde en la sala de bingo, son obsequiados con un plato de frito o de callos para reírse del colesterol. Todo este montaje del que se benefician cerca de tres mil personas mayores, se sostiene gracias a la generosidad de Josep Company, director del centro y vecino de la barriada. Porque, al decir de Pere Felip, las instituciones públicas han cerrado el grifo de las subvenciones. El Consell de Mallorca, concretamente, dejó de pagarles, en noviembre de 2009, la asignación acordada.