«Me siento un poco avergonzada de toda la algarabía en torno a mi vestido. Como la mayoría de ustedes, no estoy acostumbrada a que la gente quiera poner en exhibición la ropa que he llevado puesta», declaró la primera dama, entre sonrisas.
Con todo, el modelo y el resto de piezas que completan la colección de vestidos de la investidura «nos ayudan a conectar con un momento histórico de una manera muy real», agregó, pues «nos lleva más allá de los libros de Historia y las fotografías, y nos ayuda a entender que la historia es algo que se hace con gente de verdad», afirmó.
Con la donación, Michelle Obama continúa la tradición de que las primeras damas estadounidenses entreguen los vestidos de investidura a este museo, parte de la Institución Smithsonian.
El modelo se mostrará en una nueva galería, con el nombre «El debut de una Primera Dama», que mostrará once vestidos que lucieron las esposas de los presidentes de EEUU en las investiduras de estos.
El vestido, del diseñador Jason Wu, es un modelo blanco en tejido de chifón, con flores también blancas de gasa y pedrería, sin mangas y abrochado al hombro, con una pequeña cola que la primera dama recogió para bailar con su esposo durante los actos de investidura.
La primera dama, vestida hoy también con un modelo blanco de clara inspiración primaveral, aprovechó para rememorar aquel 20 de enero de 2009 en el que se puso el vestido por primera y única vez.
Hacía un frío terrible y los Obama habían presenciado un largo desfile en su honor desde unas gradas instaladas especialmente para la ocasión frente a la Casa Blanca.
«En ese momento no estaba realmente centrada en lo que me iba a poner esa noche, solamente estaba tratando de mantener el calor», declaró Michelle Obama.
No obstante, dijo que nunca olvidará «el momento en el que me puse este vestido. Recuerdo lo elegante que me sentí cuando nos anunciaron al presidente y a mí para el primero de muchos bailes. Es un momento que recordaré toda mi vida».
Las numerosas personas que acudieron a presenciar la investidura se han marchado y la familia presidencial ya se ha acomodado en la Casa Blanca pero «este vestido es una de las cosas más tangibles que tengo para recordar ese día», afirmó.
«Por eso siempre tendrá un lugar especial en mi corazón», dijo la primera dama.