Johansson, embajadora de Oxfam desde 2004, se desplazó hasta el campamento de Dadaab, en el este de Kenia, a donde decenas de miles de refugiados somalíes han llegado huyendo de la sequía y de la guerra.
«La pobreza en Dadaab es abrumadora», dijo Johansson durante su visita, quien se reunió con una líder de la comunidad local que explicó a la actriz la «lucha interminable de los somalíes como refugiados de guerra, contra el hambre y ahora abandonados a vivir cada día con lo mínimo».
Johansson viajó también hasta la región de Turkana, en el noroeste de Kenia, que también se está viendo gravemente afectada por la sequía.
«Ésta es una crisis a largo plazo, exacerbada por el conflicto político, el hambre y la sequía, que no puede seguir siendo ignorada», afirmó la actriz durante su visita.
«Más de la mitad de los somalíes que han muerto son niños, toda una generación perdida. La comunidad internacional debe actuar ya, de manera contundente», instó Johansson.
Desde el pasado 20 de julio, la ONU ha declarado en estado de hambruna seis regiones del sur de Somalia y a principios de este mes el organismo aseguró que cuatro millones de personas están en crisis en el país, de las que 750.000 corren el riesgo de morir en los próximos cuatro meses si no hay una respuesta adecuada.
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Estamos hablando de PERSONAS que mueren de hambre cada día mientras otras, entre ellas los gobiernos, gastan cifras increíbles en los objetos y caprichos más absurdos. Siento impotencia y vergüenza de pertenecer a un mundo que mira hacia el otro lado mientras millones de personas malviven y mueren de hambre y de sed.