Miquel Fullana, en el interior de su quesería Serra de Llodrà, que ha montado en su finca de Son Macià. | Redacción Part Forana

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Siempre ha tenido un vínculo estrecho con la agricultura, y hace siete años decidió hacer del campo su forma de vida. Miquel Fullana (Manacor, 1973) es el propietario de la quesería Serra de Llodrà, que se encuentra en Son Macià (Manacor) y decidió abandonar su trabajo como técnico de sonido para dedicarse a elaborar quesos de cabra. Con el paso del tiempo lo ha conseguido y hace doce tipos diferentes de queso.

«Quería ser autónomo agrario y vender un producto artesanal. Empecé de cero porque no tenía ni cabras ni la quesería montada, pero después de años de constancia, ilusión, dedicación y dinero invertido, el proyecto cogió forma», explica Miquel Fullana, que se formó en la Escola Agraria del Pirineu, donde aprendió a hacer quesos de una manera avanzada a través de cursos especializados. Sus quesos tienen buena aceptación en el mercado porque «cada vez más, la gente apuesta por productos de aquí».

Con el paso de los años, Fullana ha conseguido tener una clientela fiel que atiende de manera directa en los mercados de Porto Cristo, los domingos, y en el de Artà, los martes. Además «también voy a las ferias que se celebran en los pueblos», cuenta Fullana. Por esta razón, de momento, no reparte su producto en restaurantes o tiendas especializadas, aunque no descarta hacerlo en un futuro.

Actualmente, Miquel Fullana tiene 55 cabras saanen, «que es la mejor cabra lechera para hacer queso porque es dócil, fuerte y produce una gran cantidad de leche». Además, las cabras de Fullana pastan en las laderas de la Serra den Llodrà, donde se encuentra su finca Son Mai Arriba, por lo que «tienen las piernas altas y se pueden subir a los sitios escarpados sin hacerse daño en la ubre». Este quesero cuenta que la leche de las cabras saanen «es muy dulce y agradable para elaborar quesos, no como la leche de otras especies».

Fullana se siente un privilegiado por dedicarse a lo que de verdad le gusta. Explica que él disfruta con lo que hace y asegura que «si yo lo he conseguido, cualquiera puede hacerlo». Aún así, Miquel Fullana insiste en que para montar una quesería se debe tener constancia y dedicación «pero también buena mano para elaborar el producto. Si tienes toda la infraestructura, pero no tienes la paciencia ni el saber hacer los quesos no saldrán».

De hecho, la paciencia es una de las características de los buenos queseros. Fullana cuenta que «transformamos la leche en una pieza sólida que tiene vida. La maduración se hace a través de las bacterias lácteas, por lo que se puede decir que los queseros somos cultivadores de bacterias lácteas porque un queso es una evolución de ellas. Dependiendo del tipo de queso se necesita una maduración u otra que puede oscilar entre el mes y el año».