«Llegué en 2014 contratado por la cooperativa para hacerme cargo de la finca. No tenía mucha experiencia, pero el trabajo en el campo lo conocía de niño de la mano de mi abuelo y siempre me ha gustado». Seis años después, la finca se ha ido transformando y ampliando para ofrecer la máxima variedad posible a los consumidores, y él mismo se ha convertido en socio de la cooperativa, facilitando el relevo generacional en una entidad que fue pionera en esa «venta directa» por la que tanto se ha apostado en el sector primario a raíz de la crisis de abastecimiento que llegó con la COVID.
«Los dos primeros meses del confinamiento duro sí que venía al huerto a comprar mucha gente que no había visto antes; las estanterías de los supermercados estaban vacías y la gente buscaba las fincas en Google, pero este hábito no se ha consolidado», apunta Dimas.
Variedad y proximidad
La diversificación de los cultivos ha sido una necesidad para este joven payés. Para fidelizar al cliente de la tienda asociada a la cooperativa, es preciso ofrecer variedad, además de un producto local y de proximidad. «Hay épocas del año que tenemos una rotación de 24 tipos de hortalizas; y con la ayuda de los invernaderos, logramos adelantar o prolongar la temporada para que un producto pueda estar más tiempo disponible; por ejemplo, algunos años hemos cogido berenjenas hasta entrado el otoño», explica mientras supervisa los planteles que ya crecen al abrigo del invernadero, esperando para ser trasplantados al aire libre en cuanto cesen las heladas. Una variedad de lechugas, acelgas, remolachas, apio, coles, coliflores, rábanos, ajos tiernos, brócoli y algún surco de patatas, llenarán de colorido el huerto de Son Barca alineados en filas perfectas, separadas por el espacio necesario para pasar un motocultor manual y eliminar las hierbas.
A la cooperativa Coanegra se ha sumado un huerto de Son Sardina. Tanto éste como el de Santa Maria son de agricultura ecológica. «No hace falta explicar las ventajas de una alimentación sana, con productos que no han sido tratados con pesticidas ni productos químicos que pueda absorber la planta, y además, de kilómetro cero, que no han estado nunca en cámaras ni barcos».
La cooperativa Coanegra ejerce también una función pedagógica. Son Barca abastece al comedor del colegio público de Alaró, que sirve un menú eco y, además escolares de toda Mallorca visitan el huerto para conocer la agricultura experimentándola con sus propias manos.
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¡Un saludo a Dimas y Gori!