A primera hora de la mañana de los días fríos y despejados, una densa capa de humo cubre el Valle de Sóller.

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Con la llegada del otoño regresa a Sóller el eterno debate de la limitación de las quemas agrícolas que provocan grandes cantidades de humo que, en determinadas condiciones meteorológicas y por las características orográficas del Valle, se mantienen durante gran parte del día como una capa que hace que el aire se convierta en irrespirable. El Ajuntament ha intentado en varias ocasiones regular la quema de podas y los fuegos agrícolas en general, aunque sin llegar a encontrar una solución óptima. El fenómeno de inversión térmica que se produce en los días despejados del otoño y el invierno, es el responsable de la retención de humos y vapores producto de la combustión de leña y rastrojos, que forman una densa capa que se mantiene a baja altura, mezclándose con otros gases procedentes de los vehículos o de las calefacciones.

Calidad

Hace unos años, un grupo de vecinos se coordinó para estudiar los efectos de estos fuegos agrícolas sobre la salud de las personas y poder utilizar estos datos para ayudar a encontrar soluciones que hagan compatible la actividad agrícola con la salud de los vecinos. Barry Byrne es uno de los impulsores de esta iniciativa y, según explica, los resultados de las mediciones que se han llevado a cabo hasta ahora demuestran que «en momentos puntuales y algunos días del año, la calidad del aire en Sóller es muy mala, comparable a la de una gran ciudad». Los datos recogidos durante el presente año por el Laboratori de l’Atmosfera del Govern son preocupantes y se vinculan con la quema de biomasa procedente de la actividad agrícola.

Sin embargo Barry Byrne, del colectivo Sóller per la Qualitat de l’Aire ha lanzado un mensaje de prudencia. «Solamente disponemos de datos oficiales de muy pocos días y no podemos aventurarnos a extraer de ellos grandes conclusiones. Pero estos datos oficiales muestran una tendencia preocupante», afirma. Byrne recuerda que «cuidar el campo es muy importante, pero produce residuos y lo que no podemos hacer es utilizar el fuego como única forma de eliminarlos simplemente porque lo llevamos haciendo desde hace miles de años. Quemar es muy fácil y barato y por esto se hace, pero hay alternativas».

BARRY BYRNE, IRLANDES RESIDENTE EN SOLLER Y MIEMBRO DEL COLECTIVO
Byrne es portavoz de Sóller per la Qualitat de l’Aire.

En todo caso cree que la solución pasa por «un semáforo del fuego, un sistema que nos avise de los días en que no es conveniente quemar por las condiciones meteorológicas adversas, que además ahora podemos conocer con antelación». Por esto valora muy positivamente la iniciativa del Ajuntament de Sóller que, «a propuesta de Podemos va a habilitar una biotrituradora para uso público». Cree que «si conseguimos reducir las quemas y evitarlas en los días de anticiclón, que con el cambio climático serán cada vez más frecuentes, ya se conseguirá mucho sin apenas afectar el trabajo de los payeses».