Coll se dedica principalmente a la producción hortícola, pero cuenta también con una cabaña de unas 100 ovejas ecológicas. | Francesca Marí

TW
3

La pandemia lo cambió todo. En 2021, Javier Coll (Palma, 1988) dejó su trabajo como mecánico para dedicarse de lleno al sector agrario. Si bien no era un extraño en el campo, convertirse en agricultor y ganadero profesional ha marcado un antes y un después. Actualmente conrea unas 105 hectáreas donde cultiva principalmente hortaliza que vende después a pequeños establecimientos y a restauración. Además, cuenta con un rebaño con un centenar de ovejas de raza autóctona y de ganadería ecológica, un plus añadido a un joven que es un ejemplo de que hay esperanzas de relevo generacional en el campo.

Bajo la marca Agro Can Coll, Javier empezó con el reparto de frutas y hortalizas a domicilio tras la explosión de la covid, «aunque después me di cuenta que no sale del todo rentable, por lo que aposté por vender nuestros productos a tiendas y restaurantes», explica. Su intención es ampliar el mercado y realizar también degustaciones de sus productos en la finca de la zona de Son Sureda (Manacor), así como «intentar hacer venta directa en la propia finca, aunque no se si los residentes vendrán hasta aquí o solo lo harían los turistas», cuestiona.

Además de la producción hortofructícola, la ganadería es también su apuesta. Además de la venta de cordero ecológico también produce hamburguesas de , que distribuye y comercializa. Asimismo, para poder proveer a sus clientes de todos los productos que le requieren dos veces a la semana acude al Situat de productors de Mercapalma donde encuentra «productos de calidad como los que nosotros ofrecemos», añade. Es precisamente en esta producción local en la que cree Javier Coll, «donde se prioriza la calidad de aquello que se consume por encima del precio establecido», añade.

Pese a ello, destaca que tanto en restauración como en hostelería todavía hay mucho trabajo por hacer «ya que los pocos que compran producto local, muchos no apuestan por la calidad. En mi caso, la mayoría de los clientes restaurantes que tengo son pequeños», aclara. El joven agricultor destaca también que el trabajo del campo no es sencillo y que hay que echar muchas horas para que la profesión sea rentable. «No solo en el huerto, sino también en casa delante del ordenador y rellenando papeles. La excesiva burocracia ha provocado que el payés trabaje el doble».

Se refiere con ello a la normativa marcada por Bruselas que, con la nueva PAC, incrementa las tramitaciones y digitalización. «Si tenemos en cuenta que la media de edad de los agricultores a nivel estatal es de 61 años, los requisitos digitales son imposibles», asegura mientras deja claro que está a favor que haya controles. Coll apoya las protestas de sus compañeros estos pasados días en Palma y destaca que la situación en el campo hace años que está en crisis pero ahora ha sido «la gota que colma el vaso».