En su trabajo ha de relacionarse tanto con adultos como con jóvenes y niños. Bajo su responsabilidad estuvo la puesta en marcha del servicio de recogida puerta a puerta en sa Pobla, en febrero de este año. «La implantación era muy demandada por algunas personas, aunque otros se mostraron más reticentes, pero ahora podemos decir que ha sido un éxito», asegura. «Las tasas de reciclaje han aumentado considerablemente y el pueblo ha tenido en general una buena respuesta».
Soberats desempeña una importante tarea de difusión del cuidado de la naturaleza desde su vertiente profesional como educadora ambiental, función que desempeña también en localidades como Santa Margalida. «Los niños son mucho más conscientes de los desafíos del cambio climático y es curioso que esto es mayor cuanto más pequeños son. Esta conciencia se va perdiendo con la edad», afirma. Destaca la importancia de la educación ambiental para que «los pequeños transmitan a los mayores estos valores. Ellos son los que llevan a casa estas cuestiones».
Su visión es muy amplia sobre los diferentes aspectos del medio ambiente en un lugar como Mallorca. En este panorama, le llama la atención el desconocimiento que muchos escolares tienen sobre la fauna, la flora y las costumbres del campo: «Es importante recuperar en la Isla el contacto con la naturaleza. Mallorca se despega cada vez más del campo». La situación es especialmente complicada con lo jóvenes, que ya no ven en la agricultura o la ganadería una salida laboral. «La de pagés es una profesión interesante y satisfactoria, pero dura y mal valorada. Habría que mejorar las condiciones de trabajo para que los jóvenes que se integran en el mercado laboral la tengan en cuenta».
Ello pasa por una mejora de la rentabilidad económica y una adopción de medidas adecuadas por parte de los responsables políticos. «Vivimos tiempos en los que no se está haciendo nada por el campo, todo lo contrario, como por ejemplo con la amnistía urbanística, que no hará más que contribuir a la desaparición de zonas de cultivo. Esto además no se hace para mejorar el problema de la vivienda, sino para perpetuar el negocio turístico». Es necesario para ello un apoyo a la agricultura ecológica, para evitar problemas como los de la contaminación de los acuíferos o la desaparición de insectos. «La sostenibilidad además no se está entendiendo bien, no se trata de crear productos con esa etiqueta, sino concienciar de una reducción en el consumo, en la producción de residuos y en la utilización de recursos».
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