En la tienda de la avenida del Parc, encontramos a Antoni Rosselló Llull (Manacor, 1969) que se ha pasado más de media vida faenando de una manera u otra en la cooperativa. Desde hace 24 es también socio y copropietario. Rosselló asegura que en este tiempo la agricultura ha cambiado mucho. «Si antes había diez payeses que llevaba 10 quarterades cada uno, y ahora las 100 quartarades se concentra en un único payés que lo lleva todo. En su mayoría jóvenes que tiene maquinaria y otras maneras de trabajar», explica Rosselló mientras mantiene viva la esperanza en el futuro del sector. Es más, añade que estos cambios han supuesto también que «los animales de compañía han crecido y el payés medio ha desaparecido. Aquellas personas que tenían 3 o 4 cerdos en su casa, ahora ya no existen. O tiene 60 o 1 para consumo propio. Lo mismo sucede con las gallinas o los conejos. O es profesional, el medio no existe o solo es autoconsumo».
Ello también ha implicado un cambio de mentalidad en la propia cooperativa. Si bien aseguran que tienen una visión continuista bromea al recordar que «si cuando empecé me hubieran dicho que tendríamos un palet de pienso de perro para vender, no me lo habría creído». «Ahora tenemos más pienso de perro que para toros», sentencia.
La cooperativa abastece a agricultores o aficionados de todos los productos necesarios para el campo, aunque una de las especialidades de la de Manacor son los plásticos para los invernaderos. agrícolas. «Servimos a todas las cooperativas de Mallorca y somos los únicos que cortamos plásticos al por mayor. Nosotros podemos hacer en dos o tres días todos los plásticos para un invernadero sin tener que recurrir a la península», explica el socio.
En este punto, la Cooperativa también se ha adaptado a las políticas verdes dictadas por las administraciones y que contribuyen a la mejora medio ambiental. Sobre el precio de los productos, Antoni Rosselló asegura que la crisis de Ucrania -o la especulación sobre ella- elevó los precios de los insumos aunque mantiene que a día de hoy, los valores se han moderado: «Es verdad que están más caros que antes, pero no hay una gran diferencia. Si hubieran subido poco a poco en este tiempo, no nos hubiéramos percatado de ello», sentencia contundente.
6 comentarios
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Miris on miris, tot són guirisEs difícil luchar por el beneficio común cuando te das cuenta de quién ha vendido Mallorca. Es difícil compartir espacio social con los traidores a la tierra. Yo pude vender y no lo hice. Ni pienso hacerlo. La culpa no es del sueco que compra, ni del forastero que vino a trabajar hace 40 años (que te veo venir). La culpa es del mallorquín que vendió. Y el que sigue vendiendo. Te pongas como te pongas. Ahora vienen los lloros y las lamentaciones. Tienes el cuajo de un queso mahonés. Mucha tradición, cultura, costumbres propias y mucha gaita, pero la pela, es la pela.
Fernandito Cortes¿Usted no es dueño de sus bienes y procura que le den el mejor rendimiento, dentro de lo lícito? Pues los propietarios de fincas, rústicas o urbanas, habrán hecho lo mismo. A qué viene estigmatizarles?
Chichi ForeverCada dia mostrant la vostra hostilitat cap als residents tradicionals de les illes. És difícil haver de compartir espai social amb gent que pensa així, és impossible lluitar pel benefici comú.
El problema es de la administración, para ser agricultur mediano también necesitas instalaciones y o tienes mucho terreno o no te permiten legalizar nada, por lo que te la juegas a tenerlo ilegal y llevarte una buena multa. Yo soy joven ganadero y me encuentro con lo contrario, el agricultor que lleva todas las tierras solo lo hace para cultivo de forrajes con gran maquinaria. No permitiendo que otros proyectos crezcan con otras ideas más rentables y más regenerativas.
Han desparecido? Cómo? Por arte de magia? Ha sido David Copperfield?. No. Han vendido las propiedades a chusma tipo Alzina Living para que construyan chaletacos o agroturismos. A llorar a casa.
Si han vendido sus tierras a los extranjeros, normal.