De izquierda a derecha russula. Arriba Amanita Mairei. Abajo, Cantharellus alboflorescens. | Pep Córcoles

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La temporada de setas ha comenzado este año con un buen reventón inicial pero con un bajón notable a mediados de septiembre. El final del verano y el principio del otoño es la época ideal para la aparición de las setas denominadas termófilas. Se trata de un grupo de hongos que medran muy bien al amparo de una elevada humedad y una respetable temperatura. Son las setas más tempranas de la temporada.

A finales de agosto ha habido buenas recolecciones de russulas, grupo de setas conocido generalmente en Mallorca como ‘blaves’. También se han recogido algunos boletus, ‘cogomes’ y los apreciadísimos ‘picornells.

Todo esto lo provocaron las fuertes lluvias que sucedieron al 15 de agosto. Pero llevamos varias semanas con apenas lluvia por lo que los bosques se han secado y la temporada se ha ralentizado.
Josep Lleonard Siquier, una de las máximas autoridades en micología balear, explica que «este año está siendo, hasta el día de hoy, muy similar al precedente». Tomado como referente la pluviometría de la zona de Can Cuerassa, finca situada entre Alcúdia y Port de Pollença, Siquier informa que «se han recogido 120 litros por metro cuadrado en agosto y 45 litros por metro cuadrado en septiembre. Estas cantidades suponen una diferencia total de 9 litros por metro cuadrado respecto del mismo período de 2023». Cabe añadir que el año pasado fue extraordinario para la recolección en octubre y, sin embargo, resultó catastrófico en noviembre y diciembre.

Las ‘blaves’ han aparecido de forma mayoritaria. Se trata de una seta comestible de alta calidad, aunque las hay que, sin ser tóxicas, resultan picantes o de escasa calidad. Desarrollan un buen tamaño y son consumidas de muy variadas formas en Mallorca: asadas, en arroces o sopas, en ensaladas, y en las típicas cocas.

Las escasas lluvias han provocado que hoy haya pocas setas.

Junto a las ‘blaves’ han brotado también las ‘cogomes’. Se trata de hongos del grupo de las amanitas en general. «Probablemente la más encontrada en Mallorca sea la Amanita mairei», puntualiza el experto. Es también una seta comestible pero se debe consumir siempre bien cocinada. Siquier explica que «a diferencia de las russulas, que se pueden consumir crudas en ensaladas, las ‘cogomes’ se deben comer bien cocinadas pues poseen toxinas termolábiles; es decir, toxinas que se destruyen mediante la cocción con calor». El especialista pormenoriza que «tampoco es que sea muy peligroso, habría que consumir una respetable cantidad en crudo para que provocara trastornos».

Los ‘picornells’ son sin duda los más apreciados de este grupo de setas termófilas. Se trata de muy buenos comestibles, que pueblan encinares pues se alimentan de su hojarasca en descomposición. Al igual que las ‘blaves’, los ‘picornells’ son protagonistas de muchas recetas típicas de Mallorca. Los aficionados deberán esperar aún unas semanas para que lleguen las auténticas setas estrella de la temporada insular: los esclatassangs. Para que éstos fructifiquen es preciso que bajen significativamente las temperaturas.