Imagen de la cría de cerdos. | Archivo

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Uno de los platos clásicos de las fiestas de Navidad para las comidas familiares es la lechona asada. Apunto de finalizar las fiestas, llega el momento de hacer balance en cuanto a la venta de porcelles por parte de los productores mallorquines; un balance que este año se puede considerar agridulce. Por una parte, ha sido muy positivo porque la mayoría de ganaderos han vendido todas las cabezas de lechona, pero a la vez es negativo porque de cada vez quedan menos productores; o sea, menos porcelles crecen y se alimentan en el fora vila mallorquín. Este hecho viene motivado porque los ganaderos cuando se jubilan no tienen relevo, es decir, cada vez quedan menos.

Antoni Mestre, de Ariany, es uno de los productores de lechona que todavía ‘sobrevive’ en la Isla. Muestra su preocupación debido a que «la producción ha caído en picado porque de cada vez somos menos ganaderos», pero está satisfecho «porque hemos podido salvar la temporada y no nos ha quedado excedente».

ARIANY. AGRICULTURA. Crecen en un 24 % las explotaciones agrarias con distintivo de `venta directa¿
Imagen de Antoni Mestre, que cuenta con una explotación en Ariany. Foto: Gori Vicens

Este año se han respetado los precios. La lechona se ha pagado a 4 euros más que el año pasado. Una lechona de entre 8 y 9 kilos se la pagado a 92 euros; el año pasado a 88 euros.

La cabaña de la Isla ha sido casi suficiente para abastecer el mercado. No ha habido excesos importados de la Península.

Ahora los productores ya tienen la vista puesta con la próxima punta de venta que es por las fiestas de Semana Santa. El día de Pascua muchas familias se reúnen y también comen lechona asada. Aunque es un producto que de hoy en día se consume sin esperar a un día especial, sí que todavía han familias que mantienen la tradición de comerla estos dos días.

Los ganaderos ya están engordando la cabaña de porcelletes para que esté en su punto óptimo dentro de tres meses, a mediados de abril. Además de los piensos, muchos ganaderos optan por el pasto. Este año, las lluvias de los últimos meses han ayudado a que fora vila tenga un color más verde y que los sembrados vayan creciendo. Esto facilita que los animales puedan pastar.