La importancia de la buena comunicación

Almarcha asegura que «tener una buena comunicación verbal y no verbal nos ayudará a exponer mejor nuestros puntos de vistas, nuestras ideas, nuestras discrepancias, nos ayudará a expresar aquello que sentimos con las mejores palabras para, finalmente hacernos entender mejor y evitar los malentendidos con nuestro interlocutor. Por todo ello, se hace obvio la gran importancia que tiene el lenguaje y cómo lo utilizamos en la comunicación». La coach explica que «a través del lenguaje creamos nuestra realidad, se podría decir que somos una especie de escultores o programadores de mensajes. Ponemos palabras a lo que está en nuestra mente y lo interpretamos en función de nuestras vivencias moldeándolo como una figura de barro creando así nuestro discurso que llegará a nuestro oyente y éste lo interpretará teniendo en cuenta también el lenguaje no verbal y en función de su realidad; de ahí la importancia de encontrar las palabras precisas y adecuadas en cada momento y los gestos que las acompañen que confirmen el mensaje, para transmitir lo que realmente queremos».

La coach argumenta que «el hecho de que cada uno sea su propio escultor hace que en muchas ocasiones se generen malentendidos. Por esta razón, la forma en la que elaboramos el mensaje es vital para podernos entender, en este sentido encontrar las palabras adecuadas y exponerlas de una forma clara, sencilla y asertiva es la vía para conseguirlo. Sin duda cuando nos sabemos comunicar, todos son ventajas, pero ¿cómo podemos conseguir ser tener una comunicación más efectiva y asertiva?»

En este punto, expone que «nuestro interlocutor es el receptor del mensaje que queremos dar, por esta razón es importante mantener el contacto visual. A veces no resulta cómodo sostener la mirada por un largo período de tiempo lo que en muchas ocasiones se nos nota. Por esta razón, puedes empezar poco a poco de una forma natural sin que se vea forzada ni obligada, hasta que te vayas sintiendo más cómodo». Además, añade que «nuestros gestos corporales y faciales acompañan al mensaje, por lo que es importante que ambos vayan en sintonía para que haya coherencia. Esto se hace más importante cuando nos estamos dirigiendo a niños».

Almarcha asegura que «un mensaje con un lenguaje fácil, claro y conciso llega más fácilmente que otro con un lenguaje muy rebuscado o frases demasiados largas donde corremos el riesgo de que nuestro interlocutor pierda el hilo de la conversación». Por ello, anima a acompañar el mensaje con un tono de voz lo más adecuado posible a la situación y al mensaje que queramos dar. También sugiere intentar comunicarse de la forma más asertiva posible. «Donde la intención última sea ganar- ganar y no imponerte o querer tener razón a toda costa. Para ello es importante expresarte con responsabilidad, sin juzgar ni culpabilizar y, teniendo en cuenta las necesidades de la otra persona». Otra de sus recomendaciones es practicar la empatía, lo que ayudará a generar un ambiente de más entendimiento y donde el otro se sienta entendido y tenido en cuenta. «Tan importante es saber transmitir un mensaje como escuchar. Así que, la escucha activa es muy importante para mejorar nuestra forma de comunicarnos».

La coach asegura que «tener presente estas claves en nuestra vida, nos van a brindar la oportunidad de mejorar nuestras relaciones tanto a nivel personal como a nivel laboral. Y es, en este último punto, donde quizá sea más necesaria ver la importancia de sus beneficios, ya que una buena comunicación nos ayudará a lo siguiente a tener más capacidad de diálogo, lo que favorece una mejor capacidad de resolver los problemas que se generan en el día a día. Al gozar de un ambiente más distendido, se favorece la creatividad y la exposición de ideas. Se genera un mayor optimismo entre los trabajadores, generando mejores relaciones».

Almarcha concluye que «sin duda, la forma en la que nos comunicamos va a marcar mucho la calidad de nuestras relaciones a todos los niveles. Por ello, es muy importante y no hay que olvidar la forma en la que nos comunicamos con nosotros mismos, habida cuenta de que el lenguaje crea nuestra realidad y en función de eso, así interpretaremos el mundo. Por ello, el primer paso a dar podría ser tomar conciencia de cómo nos hablamos y empezar a construir una forma de comunicarnos más honesta y empática donde expresarnos desde la intención de 'ganar-ganar' fuera lo normal y no lo excepcional».