La precaución debe ser máxima en las horas centrales del día, cuando la exposición solar es mayor porque, según advierte el especialista, el ojo no tiene mecanismos para protegerse bien de la radiación ultravioleta. La población infantil es un colectivo especialmente vulnerable en la playa «porque sus estructuras oculares son más inmaduras y filtran aún peor la radiación ultravioleta» y por ello es muy importante que utilicen gafas de sol homologadas, testadas y adquiridas en centros certificados.
No obstante, el especialista reconoce que no es fácil que los niños acepten llevar gafas de sol, por lo que aconseja recurrir, al menos, a gorras o pequeños sombreros que les ayuden a protegerse de la radiación ultravioleta. Hay que tener en cuenta que la radiación ultravioleta puede generar diferentes enfermedades oculares como tumores en la piel de los párpados, problemas en la conjuntiva, inflamación de la córnea, o incluso cataratas prematuras.
¿Qué hacer si nos entra arena en los ojos?
En la playa, en ocasiones, puede entrar arena en los ojos y provocar molestias e inflamación ocular y, aunque no suele generar grandes problemas, si esto sucediera hay que lavar con suero fisiológico la superficie para limpiar esas pequeñas impurezas. También en esta época del año es mucho más frecuente el uso de aire acondicionado, lo que puede generar un ojo seco asociado, ya que provoca una evaporación de la lágrima y esto favorece que el paciente tenga síntomas como escozor, picor y sensación de arenilla que obliguen a parpadear más frecuentemente. Para estos problemas el doctor también tiene la receta: «Podemos solventarlo compensando esa peor calidad de lágrima, ese ojo seco, utilizando lágrimas artificiales frecuentemente que pueden ayudar a mejorar el estado de la superficie ocular».
Prescindir de las lentillas en el agua
El doctor Lisa hace una especial advertencia a las personas que llevan lentes de contacto, a las que recomienda que eviten su uso durante el baño tanto en ríos como playas y piscinas porque pueden favorecer la contaminación de las lentillas y la aparición de infecciones a nivel corneal que pueden ser severas y comprometer la visión con el paso de los días. Si no se ha podido evitar y aparecieran signos de ojo rojo o dolor, es muy importante que estos pacientes realicen una revisión oftalmológica con cierta urgencia porque así los facultativos podrán descartar cualquier patología infecciosa que pueda comprometer la agudeza visual.
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