El estudio no prueba que estas alteraciones del sueño causen los cambios en el cerebro, o viceversa, sino que sólo muestra una asociación. El estudio analizó los factores del sueño y los biomarcadores de la salud de la sustancia blanca del cerebro. Los biomarcadores miden el grado de conservación de la sustancia blanca del cerebro, que es importante para conectar las distintas partes del cerebro. Uno de los biomarcadores, las hiperintensidades de la sustancia blanca, son lesiones diminutas visibles en los escáneres cerebrales.
Son más frecuentes con la edad o con la hipertensión arterial no controlada. El otro biomarcador mide la integridad de los axones, que forman las fibras nerviosas que conectan las células nerviosas. "Estos biomarcadores son signos sensibles de enfermedad cerebrovascular precoz --afirma el autor del estudio, el doctor Diego Z. Carvalho, de la Clínica Mayo de Rochester (Estados Unidos) y miembro de la Academia Americana de Neurología--.
Descubrir que la apnea del sueño grave y la reducción del sueño de ondas lentas están asociadas con estos biomarcadores es importante, ya que no existe tratamiento para estos cambios en el cerebro, por lo que necesitamos encontrar formas de evitar que ocurran o empeoren". En el estudio participaron 140 personas con apnea obstructiva del sueño con una edad media de 73 años que se sometieron a un escáner cerebral y también a un estudio nocturno en un laboratorio del sueño. Los participantes no tenían problemas cognitivos al inicio del estudio y no habían desarrollado demencia al final del mismo.
El 34% tenía apnea del sueño leve, el 32% moderada y el 34% grave. El estudio del sueño examinó cuánto tiempo pasaban las personas en el sueño de ondas lentas, que también se denomina fase 3 no REM, o sueño profundo, y se considera uno de los mejores marcadores de la calidad del sueño. Los investigadores descubrieron que por cada disminución de 10 puntos en el porcentaje de sueño de ondas lentas, se producía un aumento en la cantidad de hiperintensidades de la sustancia blanca similar al efecto de tener 2,3 años más. La misma disminución se asociaba también a una menor integridad axonal, similar al efecto de tener tres años más. Las personas con apnea del sueño grave tenían un mayor volumen de hiperintensidades de sustancia blanca que las que tenían apnea del sueño leve o moderada.
También presentaban una integridad axonal reducida en el cerebro. Los investigadores tuvieron en cuenta la edad, el sexo y las enfermedades que podrían afectar al riesgo de alteraciones cerebrales, como la hipertensión y el colesterol alto. «Se necesita más investigación para determinar si los problemas de sueño afectan a estos biomarcadores cerebrales o viceversa -señala Carvalho-. También tenemos que analizar si las estrategias para mejorar la calidad del sueño o el tratamiento de la apnea del sueño pueden afectar a la trayectoria de estos biomarcadores».
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