Xisco Hernández controla el esférico ante la mirada del exmallorquinista Fran Grima en el encuentro de la pasada temporada. | GUIEMSPORTS/ATB

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El Atlético Baleares, enfrascado en su lucha por agarrarse a la categoría, visita este domingo un estadio que le trae buenos recuerdos. No por el resultado que se dio hace casi justo un año -el partido se jugó el 12 de marzo- sino porque tras ese encuentro llegó una reacción que acabó con el equipo blanquiazul jugando el playoff de ascenso a Segunda División.

El flamante estadio del Badalona fue testigo el curso pasado del punto y final de la etapa de Christian Ziege al frente del banquillo del ATB. La dolorosa derrota -3 a 1 fue el marcador- sumada a una mala imagen del equipo acabó con la salida del técnico germano después de 51 encuentros al frente del club balear y la llegada a Son Malferit de Josico.

El traspiés en el Municipal de Badalona provocó una reacción de los blanquiazules, justo lo que necesita ahora para acercarse a la tan ansiada salvación. Después del choque ante los betulenses llegaron cuatro victorias de manera consecutiva ante Lleida, Hospitalet, Prat y Espanyol B. Curiosamente, los tres últimos acabaron perdiendo la categoría. Y es que en los próximas jornadas, el ATB se juega buena parte de sus opciones de permanencia ante equipos inmersos en la lucha por eludir el descenso.

Grandes números
Tras ese doce de doce, los blanquiazules atravesaron un bache de dos empates y una derrota, para acabar el curso con dos triunfos y la consiguiente clasificación para jugar las eliminatorias por el ascenso tras encaramarse a la cuarta plaza en la última jornada ante el Alcoyano. Veinte puntos en nueve jornadas, fue el botín del ATB después de aquel encuentro.

Ahora, antepenúltimo en la tabla con 24 puntos y con once jornadas todavía por disputarse, las calculadoras por Son Malferit echan humo. Las opciones de salvación pasan por sumar en las jornadas que restan un botín de, como mínimo, 22 puntos para poder aspirar a competir la próxima temporada en Segunda B. Mandiola no se cansa de repetir que solo hay que pensar en el siguiente partido y no le falta razón, pero es inevitable fijarse en todo lo que viene después de Badalona, como ya ocurrió hace justo un año.