Nacido en Santo Domingo hace 30 años, Carlos Julio posee una dilatada experiencia en el fútbol de bronce tras su primera aparición en el filial del Villarreal cuando apenas contaba con 20 años. En aquel conjunto dirigido por Paco López, el futbolista dominicano comenzó a tener minutos en el fútbol español.
En la campaña 2016-17 hizo las maletas para recalar en el Marbella, donde acumulo más de 64 partidos en dos temporadas que le abrieron las puertas de Segunda División. El Mirandés permitió su bautismo en la categoría de plata al año siguiente de aquel ascenso conseguido de la mano de Borja Jiménez, el actual técnico del Leganés, precisamente a costa del Atlètic Baleres de Manix Mandiola.
Después de dos temporadas en Segunda con el conjunto burgalés, Carlos Julio emigróal fútbol polaco y en el mercado de invierno de la campaña 22-23, tras disputar 12 encuentros con el Miedz Legnica en la Primera División, aceptó la oferta del ATB. Onésimo le dio la alternativa en un encuentro en casa ante el Cornellà que acabó en derrota (2-3). En su etapa como blanquiazul, que apenas duró seis meses, se mostró como un lateral con más proyección ofensiva que criterio defensivo.
Después de ese efímero paso, se marchó al Lugo, también en Primera RFEF, donde participó en 22 encuentros, en dieciséis de ellos como titular. Ahora regresa con la intención de consolidarse en la zaga y en elevar la competencia en un vestuario satisfecho tras el inmejorable debut en la Segunda RFEF del pasado sábado. La victoria ante el Europa le permite arrancar esta temporada con buen pie y afianzar la idea de cara a un campeonato en el que los blanquiazul parten como uno de los equipos obligados a luchar por el ascenso.
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