La serie, al mejor de los siete, tendrá al menos dos capítulos más. Regresará este lunes a San Francisco para el quinto partido y de nuevo a Boston para el sexto. Pero en caso de empate, los Warriors se podrán jugar el cuarto anillo en ocho años en casa. Doblegaron a los Celtics liderados por su estrella más brillante, quien acabó con 43 puntos, diez rebotes y cuatro asistencias, apoyados por los 18 de Klay Thompson y por un Andrew Wiggins luchador en la pintura, capaz de añadir 16 valiosos rebotes a sus 17 puntos.
Los Celtics se rindieron pese al doble doble de 23 puntos, once rebotes y seis asistencias de Jayson Tatum, los 21 puntos y seis rebotes de Jaylen Brown y los 18 puntos, cuatro rebotes y cinco asistencias de Marcus Smart, en una noche en la que el dominicano Al Horford acabó con ocho puntos, seis rebotes y cuatro asistencias.
Si en el tercer partido los Celtics habían tenido un arranque contundente, al tocar una ventaja de 18 puntos en el segundo período, esta vez reinó la igualdad, con pequeños parciales por ambas partes, errores y una pelea por los rebotes que no vio a ningún claro ganador. Steve Kerr apostó por Otto Porter Jr en el quinto inicial, aunque el alero de Saint Louis apenas anotó dos puntos, capturó un rebote y dio una asistencia en catorce minutos.
Steph Curry no tardó en mostrar que el miedo por su pie ya había pasado y lideró a sus Warriors con doce puntos en el primer período y 19 al descanso, dando chispa a los ataques de su equipo. CURRY AVISA... Selló dos triples consecutivos para pasar los suyos hasta un 23-18, tras ir perdiendo 6-12, y brilló junto a los once de Andre Wiggins, aunque los Warriors, de forma poco habitual, hicieron más daño en la pintura que desde el perímetro. Su mejorable acierto (18 de 49 en la primera mitad) perdonó a unos Celtics que volvieron a caer en su pesadilla, los balones perdidos. Acumularon diez tan solo en los dos primeros cuartos, aunque solo les costaron doce puntos.
Tatum y Brown, con 16 y doce puntos cada uno, permitieron a los de Ime Udoka irse a los vestuarios con un 54-49, un margen satisfactorio para los locales considerado que los Warriors solían ser contundentes a la hora de castigar los balones perdidos rivales en esta serie (metieron 33 tras los 18 balones perdidos de los Celtics en el segundo encuentro). Pero el optimismo local bajó en el tercer cuarto, cuando Curry aumentó de forma vertical el nivel. Tras un dos de seis en triples en la primera mitad, sacó su mejor versión y conectó cuatro de cinco, anotando catorce puntos que permitieron a los Warriors frustrar, poco a poco, la resistencia de los Celtics.
Los de Udoka consiguieron cortar su balones perdidos (solo dos), pero nada pudieron hacer para frenar el empuje de Curry. Y fue, una vez más, un tercer cuarto de apuros para los Celtics. Si Brown apenas anotó tres puntos en ese tercer período, comenzó como un tiro en el cuarto, en el que selló unas espectaculares jugadas, con penetraciones y falta añadida. Ilusionó al Garden, pero no pudo ser él el protagonista de la noche. Ni él ni un Smart con buen ritmo desde el perímetro bastaron para contener la noche monumental de Curry. Apoyado por Thompson, y sin rasgo de Poole ni Green, Curry iluminó con su clase el momento más físico y nervioso del partido y, con dos triples consecutivos, lanzó hasta el 100-94 a los Warriors, con 1:42 por jugar. Un gran triple de Horford, líder en los momentos de más apuros, acercó a los Celtics (97-100), pero su equipo no volvió a marcar y sucumbió definitivamente ante los 43 puntos de un Curry que terminó su partido desde la línea de libres, recibiendo cánticos de 'MVP' por parte de los aficionados de los Warriors presentes en el Garden.
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