25/11/02 0:00
David Àlvarez (Efe) BARCELONA
De un
clásico, por muy pasional que resulte, deberían quedar poco más que
rescoldos el domingo si en un par de días se afronta el debut en la
segunda fase de la Liga de Campeones. El velo de olvido, incluso,
se intuiría mayor tras un empate sin goles y a unas alturas de
competición en la que los errores tienen todavía solución. Una
cabeza de cochinillo, objetos de todo tipo y la foto del portugués
Luis Figo fueron el desayuno para los protagonistas del clásico que
se acercaron a primera hora al quiosco. La lluvia, para que el
ambiente de guerra se mantuviese en el ambiente, seguía cayendo
sobre las instalaciones del Barcelona mientras los jugadores de
Louis van Gaal correteaban sobre el césped.
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