Getafe: Moyá; Varela, «Cata» Díaz, Alexis, Mané; Lacen, Míchel; Pedro Ríos (Sarabia, min. 85), Diego Castro, Gavilán (Casquero, min. 68); Miku (Güiza, min. 77).
Valencia: Guaita; Bruno (Mathieu, min. 68), Rami, Víctor Ruiz, Jordi Alba; Feghouli, Parejo, Topal, Jonas (Aduriz, min. 76); Piatti (Pablo Hernández, min. 60) y Soldado.
Goles: 0-1, min. 4: Soldado; 1-1, min. 12: Pedro Ríos. 2-1, min. 24: Miku; 3-1, min. 30: Bruno, en propia meta.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mostró cartulina amarilla a Bruno (min. 26) y a Soldado (min.45), Piatti (min. 50) por parte visitante y a Miku (min. 72) y a Míchel (min. 80) por parte local.
El Getafe doblegó al Valencia 3-1 gracias a una primera parte marcada por la sobresaliente actuación de Jaime Gavilán, que lideró a su equipo hacia una victoria que cuestiona la labor del entrenador visitante, Unai Emery.
El equipo de Luis García Plaza aprovechó su buen momento y su tendencia positiva (cuatro partidos sin perder consecutivos) para acabar con el Valencia, que vive en un estado totalmente contrario. No levanta cabeza en Liga y el tercer puesto ya no es tan seguro por sus propios fallos y por los aciertos de equipos como el Levante, que están haciendo muy buen trabajo.
Pese a que comenzó enchufado, con un tanto de Roberto Soldado en el minuto cuatro, en ese pequeño espacio de tiempo anterior a la diana del internacional el Getafe ya estaba mostrando indicios de que su rival iba a tener problemas. Luis García utilizó a dos extremos puros como Jaime Gavilán y Pedro Ríos. Ambos, pegados a la línea de banda, auguraban alegrías locales durante 90 minutos.
Antes, Soldado se encargó de recordar quién es en el Coliseum. El pasado curso ya marcó cuatro goles en el estadio que le lanzó hacia el club de la capital del Turia, y a las primeras de cambio, en su segundo regreso, volvió a acertar en la portería del Getafe. Por respeto, no celebró el gol, aunque esa alegría que llevaría por dentro se tornó pronto en decepción.
Exactamente ocho minutos. Fue el tiempo que tardó en funcionar la dupla Jaime Gavilán-Pedro Ríos para empatar el encuentro. Una internada por la banda del primero acabó en un centro que cabeceó a la red el segundo. Las sensaciones de dispersión valencianista se hacían realidad. El Getafe, tomaba el mando sin disimulos.
Para que no hubiera dudas, el segundo tanto y el tercero no tardaron en llegar. Primero, el venezolano Miku cabeceó un disparo mordido de Gavilán. Celebró el gol dando una patada a una valla de publicidad. Fue su forma de sacar rabia acumulada por los pitidos que recibe últimamente por un sector de su público.
Después, se unió al festejo en la siguiente alegría de su equipo, propiciada por Bruno, que marcó en propia meta tras una falta lanzada, como no, por Gavilán, el mejor sin duda de la primera parte.
En el otro lado, difícil elegir a uno. La defensa del Valencia, imprecisa. Bruno, era un agujero constante que aprovechaba Gavilán. En el medio, Dani Parejo mostró alguno de los defectos que no gustaban en su etapa en el Coliseum. Tiene mucha clase, pero le falta algo, tal vez más actitud, más músculo, que es el que parece tener siempre Soldado, el único capaz de crear cierta inquietud en el área rival.
En la reanudación suya fue una de las dos únicas opciones que tuvo el Valencia para reducir distancias. No fue la más clara, su cabezazo fue menos peligroso que un disparo de Mathieu dentro del área pequeña. Fueron las dos intentonas de los hombres de Emery, que sólo cogieron el ritmo del partido gracias al esfuerzo físico que desplegó el Getafe en la primera parte.
Por eso, tal vez se echó atrás para intentar salir al contragolpe. No tuvo pocas opciones, como en los 45 minutos iniciales, pero la sensación de peligro existía. Por si acaso, Luis García, con la salida de Pablo Hernández y Aduriz al campo, en un último intento de Emery por darle la vuelta a la situación, apuntaló el centro del campo con Javier Casquero.
Con el veterano centrocampista sobre el césped el partido fue muriendo poco a poco hasta caer finalmente del lado del Getafe, que suma ya casi los 40 puntos que teóricamente otorgan la salvación. Y, de pasada, con su victoria, los madrileños desgastan aún más el proyecto de Emery, que no consigue dar regularidad a su equipo.
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