Un viejo delantero reconvertido en lateral como es en la actualidad Jordi Alba, firmó en Madrid su mejor noche, con un tanto que no olvidará nunca, y más cuando su equipo necesitaba el punto de suerte que se le había escapado con la expulsión de Mascherano y la lesión muscular de Suárez.
Al Barcelona se le cayó el mundo encima cuando su central fue expulsado y quedaba en inferioridad durante 55 minutos, en los que el Sevilla no fue lo atrevido que se esperaba.
El Barcelona hizo todo lo que pudo y más para controlar a un Sevilla crecido que dominaba a placer e imposibilitaba que el equipo de Luis Enrique llevase el balón con peligro a la meta de Rico.
El revés definitivo para el Barcelona parecía que llegaba en la segunda parte cuando Luis Suárez estiró la pierna para controlar el balón y se rompió. Con esta lesión, la Copa América también se le desvanece.
Al Barça se le presentó la oportunidad cuando Banega también vio la roja y el sevillismo parecía que entendía que si había sido incapaz de reducir al Barça, menos opciones iba a disponer ya con diez contra diez y con toda la prórroga por delante. El Sevilla acabaría el partido con nueve.
Entonces apareció Messi, el crack argentino que se crece en las finales, quien se sacó un pase milimétrico para habilitar a un Alba que iba lanzado y se creyó la acción, tanto que cruzó lo suficiente el balón para marcar el gol de su vida y darle al Barcelona el doblete, que se suma a la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.
Jordi Alba, héroe del encuentro, robó los focos en un partido en el que de repartirse trofeos, el central Gerard Piqué y, especialmente, Andrés Iniesta, hubiesen competido por el mejor del choque, tras dos actuaciones estelares, a banda de un Messi, autor de los dos pases de gol, que volvió a dar otra lección.
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¿Sin el Balón de Oro? Messi dio las dos asistencias de gol. El que no estuvo todo el partido fue el... BOTA DE ORO, Luis Suárez.