«Perdí los nervios y estoy avergonzado por lo sucedido. Le pedí perdón al árbitro delante de todo el mundo». José Domingo Senges Valladores, entrenador del Consell prebenjamín, se muestra arrepentido del cabezazo que le propinó al colegiado Vicente Almarche González en la semifinal del campeonato de Mallorca de la categoría disputado el pasado viernes en S'Alqueria Blanca.
El técnico venezolano, que lleva cerca de 20 años residiendo en la Isla, explica lo sucedido: «Me acerqué un poco a él para recriminarle por qué no había detenido el partido cuando un jugador mío estaba en el suelo. Entonces me expulsó, nos pusimos cara a cara y perdí los nervios. No le di un golpe fuerte porque siguió arbitrando este partido y después otro. Estoy avergonzado por lo que hice y es lo que le he dicho a los niños. Que ellos lo habían hecho de forma fantástica y que el único que se había equivocado y gravemente había sido yo», asegura José Domingo.
Aunque el árbitro dice que el técnico no se dirigió a él para pedirle disculpas, el entrenador del Consell prebenjamín tiene una versión contraria. «Le pedí perdón delante de cinco o seis personas. Incluso le dí la mano y le abracé. No me considero una persona agresiva, pero fue un arrebato y lo siento de verdad».
Finalmente y a propósito de la sanción que le puede imponer el comité de competición por su acción, José Domingo lo asumirá: «La imagen es lamentable. Si no puedo entrenar nunca más a niños, pues lo aceptaré aunque es lo que más me gusta en el mundo».
8 comentarios
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Nunca más debería pisar un campo de fútbol.
Lamentable! No deberías volver a entrenar JAMÁS!!! Menudo ejemplo de valores le has enseñado a los niños. Personajes como tú sobran en el fútbol base y en el deporte en general. Si no sabes controlarte, es mejor que te quedes en casa y no vuelvas a pisar jamás un campo de fútbol.
Gran "ejemplo" Si de mí dependiera un individuo así no volvía a entrenar en la vida. Y el club ya debería haberlo despedido
Completament d'acord amb Formador, el problema es principalment de la ffib, que hi foten "finals de mallorca" d'aquesta categoria, es molt trist com des de la federació i a l'escola d'entrenadors es parla d'etapes formatives i després es fan campionats i taules de golejadors. Un cas a part es el paper de "l'entrenador", com aquest n'hi ha molts, que es creuen que jugen la Champions cada dissabte, ja es trist veurelos entrenar infantil imaginet a prebenjamins... a n'aquesta edad l'entrenador hauria de ser un educador, un graduat en magisteri o algú amb ganes d'ensenyar que no hauria ni de mirar la clasificació, si vols guanyar i anar a campionats agafa un juvenil o un amater ; jo vaig entrenar un prebenjamí un any i vaig quedar asustat del que vaig veure pels diferents camps de l'illa.
El problema d'aquestes categories és que hi hagi marcador, taula classificatòria, i sobretot finals. Haurien de ser partits fora marcador ni classificació. Que els nins juguin, que és el més important.
A mi no me da ninguna lástima el entrenador - lo único con lo que estoy de acuerdo es con su idea de no volver a entrenar niños. Es cuestión de tiempo q este individuo vuelva a la carga, ya sea con otro árbitro, con el entrenador contrario o cualquiera. Fuera del fútbol base ya! Menudo ejemplo para estos niños - a ver cómo hacemos entender a todos los implicados, padres incluidos, que el fútbol a esta edad es para que los niños se diviertan y se desarrollen. Los niños! Estas categorías no están diseñadas para que el borrego de turno desate sus frustraciones en los árbitros o jugadores contrarios. De verdad creéis que el chavalito, de 15 o 16 años, q decide arbitrar para ganarse un dinerito, se levanta el sábado por la mañana con l idea de hacer ganar o perder a un equipo determinado? Hay q ser estúpido. Con lo
Dimitoorrr!!!
Pedir perdón no basta. Arregle usted el daño causado, asuma las consecuencias de sus actos y por supuesto que no vuelva a suceder. Para ello no debe usted estar al cargo de un equipo de niños en la vida, no es un sitio para gente que no se controla. Solo así nos creeremos su supuesto arrepentimiento.