Sólo aparece un problema para Suiza, favorita para el pase. Aunque depende de sí misma y tiene todo muy cerca, se enfrenta en la última cita contra Alemania, temible, vencedora de sus dos primeros encuentros, dentro de la euforia por la que vuela en 'su' Eurocopa. Suma tres puntos más que Escocia, pero el conjunto británico, y su fatal diferencia de goles, se miden a Hungría.
Lastrada por la goleada de Alemania en la primera jornada, Escocia renació en el choque de este miércoles, por delante rápidamente. Su contragolpe fue vertiginoso. De un ataque de Suiza, con un centro al área, surgió una salida imparable del equipo se Steve Clarke, conducido por Andy Robertson, que atravesó casi todo el campo, la cedió a Mcgregor, que vio a McTominay.
El centrocampista del Manchester United, revelado como goleador imparable ya en la fase de clasificación, remató en su llegada al área. No era nada del otro mundo su disparo, probablemente a las manos de Yann Sommer, de no haber intervenido decisivamente Schär. Su mal despeje terminó de introducir el balón en su portería. Minuto 13.
La frustración de Suiza, el impulso de Escocia, que, sin embargo, reincidió en su despropósito defensivo, impreciso tantas y tantas veces cuando decide salir con el balón jugado que cualquier momento es una concesión a su oponente, como ocurrió un cuarto de hora después, cuando cometió un error fatal que Shaqiri transformó en un golazo. Tan fácil.
La cesión atrás de Ralston fue un regalo que aceptó, atento, oportuno, Shaqiri con la convicción del zurdazo que enganchó de primeras; una parábola que alojó en la escuadra, pero que había sido originada por una entrega impropia de este nivel del carrilero derecho escocés. No fue la única. Ni por su lado ni por el otro, aunque las demás sin consecuencias.
El partido estaba abierto, más aparente para Suiza, que dispuso de unas cuantas ocasiones. Es una selección que cuando corre, con espacios hacia adelante, al contraataque, puede hacer daño a cualquier adversario. La estirada de Gunn fue lo único que se interpuso a una jugada de ese tipo, en la que Vargas conectó con Ndoye para apuntar al gol. No lo logró.
Sí después, al borde del descanso, pero el VAR detectó la posición ilegal del delantero suizo. Un alivio para Escocia, que no se enteró de nada en esa jugada. A su salida al fuera de juego le faltaron cálculos y vigilancia, porque Ndoye estaba solo, apenas unos centímetros por delante, indetectable para el equipo de Steve Clarke, que reaccionó en el segundo tiempo.
Sobre todo, con el cabezazo al poste de Hanley, con el que se sintió de nuevo capaz de ganar el encuentro, en el que perdió de repente a Kieran Tierney. En una jugada defensiva se lesionó el defensa de la Real Sociedad. Pareció muscular, pero la forma con la que se retiró del campo, inmovilizado en la camilla, con gestos de preocupación, transmite gravedad. También el abrazo con el que su técnico, Steve Clarke, lo animó camino del vestuario.
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