Los jugadores y cuerpo técnico celebran la victoria tras el pitido final. | FRIEDEMANN VOGEL

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Licencia para soñar. España despachó a la vigente campeona de Europa con una exhibición en toda regla. Con un partido académico que le sitúa en el faro de todas las apuestas. El combinado de De la Fuente, que se estrenó con un convincente triunfo frente a Croacia, mejoró incluso la versión de su debut para filmar una noche para el recuerdo. Su único ‘pero’: no trasladar al marcador la media docena clara de ocasiones y acabar pidiendo la hora ante una Italia que jugó como Italia.

Con un Nico Williams soberbio –su cotización se ha disparado hasta límites insospechados en este arranque de Eurocopa–, un Lamine Yamal desequilibrante y un centro del campo de escuadra y cartabón (Rodri, Fabián y Pedri), ‘la Roja’ disfrutó e hizo disfrutar a una afición que comienza a mirar ya los cruces.

España ya es primera de grupo, le sobra el último partido de la primera fase –el lunes ante Albania– y jugará contra un tercero para poner los dos pies en cuartos de final.

La chispa de los recién llegados, de los niños Nico y Lamine, ilumina a una generación que se ha despojado del juego del parabrisas que identificada a Luis Enrique para tener la portería en el punto de mira. Así da gusto.