La primera sesión de entrenamientos libres del GP de Las Vegas se canceló después de que Sainz tuviera un problema con la tapa de una alcantarilla que destrozó los bajos de su monoplaza, un incidente que también obligó a retrasar la segunda práctica dos horas y media.
Cuando no hacía ni 10 minutos que habían comenzado la sesión, el madrileño detenía su coche en la recta del Strip después de que su coche sufriera una sacudida antes de que el motor dijera 'basta'. Tras la incertidumbre inicial, se confirmó que la tapa de una alcantarilla, que no estaba bien sellada, había golpeado con fuerza en los bajos del SF-23 de Sainz, provocando daños en el asiento, el chasis, el motor y la batería.
Ante la extraordinaria situación, Ferrari pidió una excepción, ya que esos daños se causaron por motivos ajenos a la escudería, solicitando así a los comisarios «derogación del Reglamento Deportivo» para que no hubiera penalización. Sin embargo, la FIA insistió en que debía sancionar.
«Los comisarios determinan que, independientemente del hecho de que el daño fue causado por circunstancias externas muy inusuales, el artículo 2.1 del Reglamento Deportivo de Fórmula 1 obliga a todos los oficiales, incluidos los comisarios, a aplicar el reglamento tal como está escrito», explicaron los comisarios sobre su decisión.
La FIA agregó que «si tuvieran la autoridad para conceder una derogación» en un caso de «circunstancias atenuantes, inusuales y desafortunadas, lo habrían hecho», pero esto no lo permite la actual normativa.
Y es que el madrileño acatará esta penalización por cambiar chasis, motor y batería, debido al fuerte golpe de una tapa de alcantarilla que no estaba bien sellada, y que quedó incluso incrustada en su SF-23, en un incidente del que Sainz salió ileso.
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