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NATALIA ARRIAGA - SYDNEY
El holandés Pieter van den Hoogenband revolucionó en Sydney la historia de la velocidad al pulverizar en las semifinales de 100 metros libre el récord de la distancia y situarlo por debajo, muy por debajo, de la hasta ahora soñada barrera de los 48 segundos. Los 47.84 que firmó Van den Hoogenband dejaron con la boca abierta a sus rivales y al experto público australiano, pero incluso él mismo se llevó las manos a la cabeza, sin dar crédito al tiempo que reflejaba el marcador electrónico.

Sin esperar a la final del miércoles, el holandés volvió a dar un golpe de efecto en el Aquatic Centre similar al de las dos jornadas anteriores, cuando primero arrebató a Ian Thorpe la plusmarca de 200 libre y luego le dejó sin medalla de oro en esta prueba. El récord convierte en una quimera el gran sueño del ruso Aleksandr Popov, que deseaba ganar en Sydney, por terceros Juegos consecutivos, el oro en 50 y 100. Popov, que llegó a Sydney como plusmarquista mundial, ha visto caer el récord dos veces en cuatro días y el miércoles partirá en la final con el tercer tiempo, por detrás del holandés y del australiano Michael Klim. El brasileño Gustavo Borges, plata en Atlanta 96, fue último en las semifinales.

Australia volvió a batir a Estados Unidos en relevos, hoy en 4x200 libre y, como el de 4x100, con récord del mundo. Ian Thorpe encarriló la carrera de sus compañeros Michael Klim, Todd Pearson y William Kirby, que acabaron el recorrido en 7.07.05, un segundo y 74 centésimas menos que la plusmarca que los propios australianos poseían desde agosto de 1999. La consecución del récord fue el único interés que tuvo la prueba, porque Estados Unidos acabó a una distancia impensable, 5.59, y Holanda fue tercero con 5.65 y con Pieter van den Hoogenband como último relevista.