Apenas trece jornadas de Liga han bastado para evidenciar que algo
ha cambiado en Inca. El Constància se ha convertido en el equipo
más solvente de la competición, amparado por los dígitos que le
sostienen en lo más alto. El conjunto de Jaume Bauçà lidera el
grupo XI y es uno de los cuatro clubes de España que se mantienen
invictos en Tercera División. Todo un lujo.
Cuando el técnico de Sineu recuperó su asiento en el banquillo
del Nou Camp pensó en lo peor. La herencia deportiva era pobre, las
exigencias históricas eran mayúsculas y la plantilla sólo ofrecía
caras nuevas, con poco nombre y mucha proyección. Sin embargo, dos
meses después, el Constància se ha perpetuado en la primera
posición y sólo Atlètic y Peña Deportiva parecen en condiciones de
desplazarle.
Bauçà ha recuperado a Figuerola, Vasco o Kike para el balompié
de elite, ha engordado a la cantera que alimentó Nico López y ha
fichado lo justo y bien. La llegada de Nebot, Dalià, Ramón o Ramiro
le han dado otra dimensión al equipo y el equilibrio está
resultando perfecto. El conjunto albinegro ha sabido conjugar la
experiencia de hombres como Joan Moranta con la mocedad de otros
como Amorós o Joan Gual y los números le están avalando; suma 25
goles a favor y sólo ha encajado 7 en contra. Ha logrado 9
victorias, ha cedido 4 empates y todavía no conoce la derrota.
Entre Ramón y Nebot han conseguido 14 dianas y muchos aseguran
que se han convertido en la pareja de ataque más determinante de la
Liga. Además, bajo los palos está Picazo, el hermano del gran
portero que ya estuvo hace un par de años en Inca, y que acaba de
llegar procedente del Arenal. Dicen que es uno de los cancerberos
más seguros de la Tercera balear y hasta ahora así lo ha
demostrado. Es el Constància un equipo regular, sobrio y que, de
momento, está señalando el camino.
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