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Poco más de dos meses. Ese es el tiempo que ha tardado la cúpula del Drac Inca en despachar a Mario Perry y asumir un error por el que ha pagado un precio enorme. La destitución del director deportivo se produce en un momento crucial para el diseño del nuevo proyecto, aunque la escasa fiabilidad de su gestión ha acabado precipitado los acontecimientos. El club ha intentado disfrazar la salida del croata remitiendo un comunicado de prensa en el que se advierte que la misma obedece a «motivos profesionales», aunque la realidad es diametralmente opuesta.

Durante las últimas semanas, la credibilidad del discurso de Perry estaba por los suelos. Al margen de lo ocurrido con José Luis Oliete, Diego Tobalina y Lluís Terrasa, varios agentes de jugadores con peso específico en el baloncesto nacional habían transmitido a la entidad su malestar con los métodos del croata. Además, una facción de la directiva había vaticinado recientemente que el trabajo de Perry estaba a punto de provocar daños irreparables, especialmente en las categorías inferiores. Todo este cúmulo de circunstancias ha acabado precipitando los acontecimientos.

Durante la semana pasada, el club había dejado entrever a Mario Perry que se estaba valorando su despido, hecho que también fue puesto en conocimiento de José Àngel Samaniego, máximo responsable técnico del equipo LEB. El resto de la junta apoyó durante la reunión del lunes la propuesta del presidente Sebastià Penya, quien también ha otorgado máximos poderes a Samaniego en materia de fichajes. «Es una decisión que ha adoptado el club y que debo respetar», valoró el técnico. «Personalmente me duele porque fue quien propuso mi fichaje. Me han explicado que todo obedece a un tema con las categorías inferiores y la cantera», añadió el donostiarra.

La estancia de Mario Perry en el organigrama técnico del Drac Inca ha resultado especialmente efímera, aunque la polémica ha sido siempre su compañera de viaje. Con la aquiescencia de algunos directivos, abanderó una incomprensible cruzada contra José Luis Oliete y también se llevó por el camino a profesionales de una indiscutible capacidad, como es el caso de Diego Tobalina y Lluis Terrasa.