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Juan Antonio Lladós - ALEMANIA
El italiano Valentino Rossi consiguió su octava victoria de la temporada del Mundial de MotoGP, pero, a diferencia de anteriores ocasiones, ayer tuvo que sufrir para conseguirlo, aunque logró su objetivo en un circuito que no es santo de su devoción, el alemán de Sachsenring. Marco Melandri, que tuvo la suerte de los campeones, se alió con las circunstancias para hacerse más líder del Mundial de 250. Rossi no tuvo unos buenos entrenamientos. En cierta medida se repitió la historia del pasado año, ya que el campeón italiano se vio forzado a salir desde la segunda línea y a remontar sin prisa, pero sin pausa, para luchar por una nueva victoria, que a la postre consiguió.

Como casi todos esperaban, las motos de dos tiempos se mostraron más competitivas en un circuito que les resultaba favorable, si bien se toparon con la cruda realidad del año. La superioridad de Rossi quedó completamente demostrada ayer. Ni unos malos entrenamientos, ni una pista que odia y que además favorece a las características de las motos de sus rivales, fueron argumentos suficientes para frenar una racha triunfadora que matemáticamente le podría convertir en campeón el primer fin de semana de septiembre, en el circuito portugués de Estoril, o, en el peor de los casos, quince días después en Brasil. El italiano volvió a dar una lección de pilotaje, pero además también demostró que sabe sufrir y que si es necesario emplearse hasta el límite es capaz de hacerlo.

Su victoria no fue más que el fruto de todo ello, después de verse beneficiado de alguna manera por la caída de los que se perfilaban como sus máximos rivales, el francés Olivier Jacque y el brasileño Àlex Barros, quienes por unos momentos hicieron soñar a más de uno con la victoria de una moto de dos tiempos en un año que representa el principio de su fin. El español Alfonso «Fonsi» González Nieto fue el mejor de los 250 cc a lo largo de todo el fin de semana, pero en la carrera, nada más iniciarse, volvió a sucumbir a la presión y se quedó literalmente clavado, lo que le relegó a una octava posición desde la que se mostró incapaz de pasar más allá de la cuarta plaza. Por delante se habían marchado dos italianos, el piloto de Fortuna Honda Roberto Rolfo y su máximo rival en la lucha por el título, Marco Melandri. Y mientras el primero realizó todo el esfuerzo el segundo hizo lo justo, pero eso ya le valió para ganar la carrera anticipadamente gracias a la lluvia, y eso que se había caído.

No hacía ni dos vueltas que Melandri había conseguido pasar a Rolfo cuando éste hizo lo propio, pero la lluvia comenzó a caer y Melandri se fue por los suelos. Como en estos casos la vuelta válida es la última que hacen todos los pilotos, Melandri fue el ganador de la prueba. Toda una suerte... la suerte de los campeones. Por detrás, el español intentó sin éxito remontar y lo único que consiguió, como Melandri, fue caerse en la misma vuelta que él y por la misma causa, además de ceder unos puntos muy importantes en la lucha por el título mundial. El francés Vincent volvió con renovados bríos en los 125, al ganar de principio a fin una carrera en la que sólo Alex de Angelis se lo puso difícil y ello le permite meterse de lleno en la lucha por el título, mientras sus rivales, el sanmarinense Manuel Poggiali, cuarto, y español Daniel Pedrosa, séptimo, sucumbían en Sachsenring a su empuje.