Cipollini salió con fuerza de las etapas de montaña y en su
terreno no admitió cambios en el pronóstico. Con la maquinaria de
su equipo en pleno funcionamiento volvió a arruinar las ilusiones
de Freire, Zabel y compañía, condenados a intentarlo otro día o tal
vez cuando el toscano se marche a Italia, fecha no demasiado
lejana.
«El 13 me da suerte. Es el número del día de hoy y mi dorsal.
Además es viernes, día de discoteca y de fiesta», dijo Cipollini en
plan desenfadado después de cubrir los 196'8 kms entre Jaén y
Málaga correspondientes a la séptima etapa en 4h.33.47, a una media
de 43'129 kms/hora.
La segunda plaza fue para Zabel, cuyo equipo, el Telekom,
también puso todo el empeño del mundo por llevarle a lo más alto
del podio, y la tercera de otro alemán, Sven Teutenberg, del
Phonak. Freire, noveno, sigue soñando con alguien que le prepare
las llegadas como a Cipollini.
Jornada tranquila para el líder Oscar Sevilla y el equipo Kelme,
con las diferencias intactas en la general y en espera de días de
más compromiso, como la siguiente etapa de media montaña con final
en Ubrique. Los aventureros pusieron la épica y los equipos de los
velocistas dictaminaron el destino de la etapa.
Hacia el kilómetro 25 se formó la escapada que centró la
atención de la etapa hasta la esperada reacción del pelotón, donde
las victorias no se rifan. Germán Nieto, del Relax Fuenlabrada,
fijo en las aventuras, se llevó consigo al neoprofesional del Domo
Van Goolen, al italiano Mariano Piccoli y al francés Nicolas
Portal. El cuarteto vivió de la ilusión hasta que los equipos de
los esprinters tocaron la alarma.
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