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El segundo plazo de fichajes, el mercado de invierno, se reabrió ayer en toda Europa, marcado por la misma sensación de crisis económica que lo paralizó en el verano. Por primera vez, el fútbol europeo abre sus «ventanas» de forma uniforme por acuerdo de la UEFA, que, hace un año, en el comité ejecutivo de Portugal, decidió armonizar los plazos de fichajes para poner orden.

La decisión, que no fue del agrado del fútbol inglés, acostumbrado a fichar en cualquier momento de la temporada, permite que todas las Ligas expongan sus productos al mismo tiempo, pero la situación económica no es boyante y no se esperan sorpresas. De hecho, los «grandes» del continente se han mostrado cautos y tan sólo el Barcelona parece urgido por la necesidad de dar un golpe de efecto que vire su caótico rumbo.

Sin embargo, hasta el presidente, Joan Gaspart, que tras ratificar al técnico Louis van Gaal en el cargo anunció fichajes, ha preferido comenzar el año con un mensaje precavido. «Es importante no cometer ningún error. Las precipitaciones no serían buenas. Si hacemos una inversión de jugadores debe ser segura, contrastada, que aporte un claro valor añadido. Si no, no habrá fichajes», ha dicho.

En principio, parece que el Barcelona buscaba un lateral izquierdo y un delantero centro como prioridades y, si era posible, un central. Entraron en la lista de candidatos los nombres del holandés Jimmy Floyd Hasselbaink (Chelsea), del brasileño Mario Jardel (Sporting Lisboa) y hasta de Romario, pero las pretensiones del club catalán se han ido difuminando conforme se han ido enfriando los ánimos en el Camp Nou.