El entrenador del Real Mallorca, Gregorio Manzano, en una imagen retrospectiva.Foto:TOMÁS MONSERRAT

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La rehabilitación y el futuro más inmediato del Real Mallorca pasan por el lugar en el que los rojillos recobraron la categoría de equipo de Primera División. Vallecas y el Teresa Rivero son, a la vez, la estación previa a la llegada de Gregorio Manzano a Ciutat. El preparador andaluz conoce a la perfección los entresijos de un rival y un terreno de juego peculiares, pero la dinámica en la que se halla inmerso el cuadro balear invita a ser prudente.

Retomada la senda de la Liga, Manzano anuncia novedades respecto al once que se midió al Valladolid, «con el fin de buscar una fórmula que haga que el equipo se encuentre más a gusto y rompa esta tendencia a la baja de la que se resiente. Seguimos séptimos pese a los últimos resultados, pero la competición empieza a adquirir forma y nosotros deseamos mantenernos en la parte cómoda», manifestó Manzano.

Ayer, y bajo la lluvia, fueron Harold Lozano, Àlvaro Novo y Albert Riera los que mantuvieron una animada conversación con el máximo responsable técnico mallorquinista, que también quiso dar su punto de vista sobre las declaraciones realizadas por Miquel Soler tras el encuentro mantenido por ambos. «Todos los profesionales tienen momentos buenos y malos y juegan más o menos. Me parece perfecto que él desvelara el contenido de la conversación. Pero conociéndole, habrá hecho las declaraciones correctamente y dentro de la ética del fútbol, que hace ver que un futbolista que no juega tiene que estar enfadado. Yo le dije que siguiera trabajando y luchando por el bien del Mallorca, que es nuestro deber», comentó.

El regreso de Gregorio Manzano a Vallecas es uno de los grandes alicientes del encuentro de mañana. El entrenador jienense salvó al Rayo Vallecano de un descenso casi seguro y muestra un tono nostálgico y romántico a la hora de hablar del que fue su hogar durante unos meses difíciles y que acabaron de la forma ansiada.

«Espero que me reciban correctamente; ni que me saquen a hombros ni que me reciban a tiros, simplemente que me traten con respeto», dijo Manzano, que valoró su accidentada llegada a Vallecas, destacando el cambio de mentalidad que se debió aplicar en un vestuario hundido por los resultados. «Realizamos un duro trabajo, pues cuando llegamos no conocíamos a la plantilla. Había grandes jugadores y tuvimos que echar el resto para obtener una salvación que en algún momento pareció utópica», añadió.