El de ayer fue un partido con muchas interpretaciones. Para
empezar, significaba la despedida a una temporada regular en la que
Son Moix se había acostumbrado a ver a un Mallorca incapaz de poder
ofrecer un triunfo a una afición que tiene depositadas todas sus
esperanzas en Elche. Pero la historia dio un vuelco en el momento
más indicado. Tuni rompía el sortilegio y cambiaba el rostro de un
equipo al que le costó demasiado encontrar la meta de Arnau. Y es
que la pachanga ante el Málaga, además de para sumar tres puntos,
fue la escala previa a la final de la Copa del Rey, el último tren
hacia las competiciones europeas y con destino a un título
oficial.
Pero los noventa minutos más atípicos y extraños del curso
devolvieron a la grada a uno de sus iconos más venerados. En el
minuto setenta y seis, Gregorio Manzano cumplía lo prometido días
atrás y premiaba el esfuerzo de un cuerpo médico y de un jugador
que trabajaron con fe ciega en poder disponer de una oportunidad
antes de que el año se agotara. En ese preciso instante, Javier
Olaizola volvía a pisar oficialmente un terreno de juego después de
más de seis meses de trabajo en silencio.
La difícil noche del pasado uno de diciembre en Riazor había
pasado definitivamente a la historia. Olaizola arrancaba un nuevo
ciclo con las miras en poder estar en el Martínez Valero e iniciar
la próxima temporada en plena forma. Pero es que además, el bravo
defensor donostiarra se convirtió en el revulsivo para una grada
que protagonizó con su incursión en el encuentro una de sus
contadas ovaciones en una cita a la que respondieron los fieles,
aquellos que van a Son Moix haya o no haya algo en juego.
Junto a él accedió al campo otro peso pesado del vestuario que
pudo despedirse de forma definitiva del balompié en activo después
de veinte temporadas codeándose con la élite. Y lo hará vistiendo
la elástica del Mallorca, el club con el que puede levantar el
último de los trofeos que adornarían una hoja de servicios ejemplar
y que a estas alturas no encuentra lugar alguno para la
discusión.
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