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Una expulsión a los sesenta segundos, una derrota dolorosa y cinco goles encajados en noventa minutos, han reabierto el viejo debate sobre la defensa rojilla. El paso del Valencia por la Isla ha supuesto que vuelva a replantearse la seguridad del equipo y que sus argumentos para mantenerse a salvo permanezcan aún entre interrogantes. La mayor goleada del curso ha dolido de manera especial en un vestuario ansioso de crédito que intentará pasar página en su compromiso más inmediato: la cita europea del Parken de Copenhague. Fernando Niño se convirtió en el protagonista de la última jornada pese a que su participación al servicio del equipo fue fugaz. Su polémico penalti sobre Oliveira y la consiguiente expulsión decretada por Iturralde González le mandaron a los vestuarios sesenta segundos después de que el cuero se pusiera en movimiento y su salida del campo dejó al grupo isleño en una inferioridad imposible de paliar sobre la que se gestó el triunfo levantino.

En la jornada de ayer, el principal implicado en la acción tampoco resolvía demasiadas dudas y afirmaba que «a mí todavía me queda la duda después de ver el partido por televisión». Fernando Niño explicó que «me da la impresión de que Oliveira pega en mí primero» y continuó relatando que «yo no le zancadilleo, sino que al correr, él es el que impacta en mí», intentando aportar algo de luz a la jugada más nociva para el Mallorca en los últimos tiempos. Aún así, el central andaluz justificó la postura adoptada por el colegiado y recordó que «es normal que Iturralde indicara penalti porque se encontraba en el medio campo», pero recalcó que «no quise derribar a Oliveira en el área».

El jugador fue muy directo al referirse a sus compañeros, que sufrieron más de la cuenta al tener que afrontar los ochenta y nueve minutos restantes sin su colaboración. Eso quizá es el punto que más incomoda a Niño que aseguró que «lo que más me dolió fue dejar esa papeleta a los demás porque tuvieron que soportar un mal rato». El discurso del defensor detalló además que el «Valencia aprovechó cuando más apretamos para hacernos el cero a tres» y reconoció que todo aconteció a causa de que «nos vimos sorprendidos por un balón a la espalda cuando casi no habíamos tocado la pelota» y eso influyó de forma decisiva en el desarrollo de la cita.